En Europa el yihadismo es como una especie de subcultura juvenil que se propaga, sobre todo, por internet y al que se le combate por dos vías fundamentales: vía integración y despojándolo del apoyo social que pueda tener entre parte de la población. Para hacer frente a lo que se puede tildar sin tapujos como una de las últimas corrientes ideológicas que más graves consecuencias ha tenido en el mundo, el ex secretario general del PSOE y también antaño ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, reivindicó desde Málaga la importancia de llegar a acuerdos políticos entre diferentes formaciones para impulsar el objetivo común de ponerle freno al terrorismo islámico y a su propagación en España. «Los acuerdos entre diferentes formaciones restan mucho apoyo social al terrorismo», reiteró en varias ocasiones para dar una pincelada, también, de lo que fue la lucha contra ETA y su claudicación final bajo el Gobierno del expresidente José Luis Rodríguez Zapatero.

Llegó a Málaga el exsecretario, invitado por la asociación de Jueces por la Democracia, con una primera advertencia de doble aplicación: «De lo que voy a hablar no os interesa y de lo que os interesa no puedo hablar», dijo a modo de presentación en la Sociedad Económica de Amigos del País. Dada la posición que ocupó en su partido y la situación convulsa que atraviesa el mismo, su intervención se ciñó en exclusiva a una exposición de una hoja de ruta para derrotar al yihadismo.

El éxito del Islam en su corriente más extremista, la salafista, se basa, según dejó claro Rubalcaba, en un mensaje de salvación que se nutre del odio y de la propia islamofobia que se genera en los países europeos. «Los yihadistas están encantados con que se expanda la islamofobia», llegó a decir, ya que ejercería como catalizador para radicalizar a los jóvenes musulmanes. Excesos de violencia en la red, sexo explícito e, incluso, amputaciones violentas son solo una parte del contenido que se puede encontrar en las páginas de internet yihadistas que se infiltran en las mentes moldeables. «El Daesh paga más a sus informáticos que a sus generales», reflejó Rubalcaba la importancia que ha adquirido internet a la hora de captar a nuevos terroristas. Una batalla, en la que el Estado tiene que estar, según Rubalcaba, como ya lo estuvo con ETA.

Pese a que ambas expresiones tienen, según Rubalcaba, «diferencias enormes», la experiencia es un buen grado y hay elementos que se pueden aplicar. Como factores para el fin de ETA hizo referencia a la eficacia de las fuerzas de seguridad, jueces y fiscales. Además, abogó por una política penitenciaria «inteligente y firme» y resaltó la importancia de la cooperación internacional. Si en el caso de ETA fue con Francia, la lucha contra el terrorismo islámico exige ampliar estas interconexiones. Frente al yihadismo, España tiene jueces y fiscales «bien formados contra el terrorismo», sentenció, además, que la prevención se basa en una buena integración de los musulmanes en Europa.