Los malagueños acuden una media de seis veces al médico de familia cada año. Los profesionales que trabajan en Atención Primaria en la provincia hacen de filtro a los hospitales y, en la mayoría de ocasiones, solucionan los problemas de salud de sus pacientes.

A lo largo y ancho de la geografía de Málaga hay 190 centros de salud y consultorios, lugares en los que los malagueños reciben asistencia médica, enfermera, maternal y, en muchos lugares, también encuentran a trabajadores sociales, dentistas y fisioterapeutas.

Pero, a pesar de que la cifra se mueve en los estándares recomendados, aún falta conciencia y educación sanitaria para saber cuando acudir o no al hospital. En el 96% de los casos los profesionales sanitarios de Atención Primaria resuelven los problemas de salud que presentan los usuarios, lo que demuestra la fortaleza de un sistema en red que se reforzará en los próximos meses, según los planes de Salud, con el Plan de Renovación de la Atención Primaria.

El distrito Málaga, que engloba a todos los centros de la capital, el de Churriana y Rincón de la Victoria, sumó un total de 2,6 millones de consultas el año pasado con el médico de familia, casi 500.000 atenciones pediátricas y 1,6 millones de asistencias de enfermería y matronas. La media de asistencia en este distrito es de 6,1 al médico de familia y al pediatra y de 4,9 a la consulta de la enfermera o matrona.

En lo que se refiere a las urgencias, tres centros de salud de la capital cuentan con este tipo de servicio, que funciona 24 horas al día 365 días al año. Son los de Puerta Blanca, El Palo y Cruz de Humilladero. Estos recibieron en 2016 un total de 102.354 urgencias, que atendieron en descargo de los hospitales Carlos Haya, Civil, Materno y Clínico. El resto de centros de salud cierra a las 20 horas, por lo que los pacientes que necesitan un servicio de urgencias pueden ser atendidos en estos centros de Atención Primaria, aunque hasta que cierra hay un médico y enfermero de guardia en cada centro de salud para atender las consultas no demorables.

En lo que se refiere a las patologías, el médico de familia Santos Agrela, del centro de salud Trinidad-Perchel, admite que varía en función de la época del año: gripe en invierno, alergias en primavera y enterocolitis en verano. «El papel fundamental de la Atención Primaria es la atención al paciente crónico, que puede tener una o varias enfermedades», señala. Además, recuerda que la población cada vez está más envejecida, por lo que considera que la Atención Primaria tiene un doble papel, el del presente y el del futuro. «Este tipo de paciente requiere de una atención integral con el médico y la enfermera y como canalizador de los especialistas», añade. Reconoce que muchos pacientes crónicos tienen factores de riesgo, muchos cardiovasculares, que le acompañarán el resto de su vida por lo que necesitan de un seguimiento periódico.

Y es que la función del médico de familia no es solo la de hallar un tratamiento ante una dolencia. En términos de gestión sanitaria se le llama longitudinalidad. En la jerga más común, seguimiento. «Hay personas a las que tienes en el cupo desde hace 20 años. Eso tiene dos ventajas: clínicamente si tiene un cambio físico lo aprecias, si no lo conoces pierdes parte de la información. Y luego, desde el punto de vista emocional sabes como hacer la asistencia, tienes confianza, hay aspectos intangibles que no se ven en la analítica», señala Santos Agrela, que lleva tres décadas como médico de familia en un centro de salud. Además, recuerda que el profesional vela por la conciliación del tratamiento, revisa las prescripciones hechas por los especialistas, si las hay, y mira si hay contraindicaciones a la hora de combinar tratamientos.

En cuanto a las urgencias de los centros de Atención Primaria, los profesionales que allí trabajan atienden cualquier tipo de patología que no sea de vida o muerte o que requiera de pruebas diagnósticas de envergadura, como radiografías o resonancias. «Todo lo demás puede pasar por Primaria. La gente tiene que entender que si tiene un dolor cervical desde hace tres o cuatro días no es una urgencia, porque lo más que le van a dar va a ser un analgésico», señala.

El propio SAS es consciente de que debe reforzar la figura del médico de familia en el centro de salud, pues a menudo la gente cree que en el hospital el profesional de Urgencias -también médico de familia- va a resolverlo mejor. «En la sociedad, en general, existe una fascinación tecnológica. Creen que hacerse una resonancia les va a curar, cuando no es así, y muchas veces no es necesario. Abusar de esas cosas tiene su riesgo», dice.

Parte de esa educación sanitaria, a juicio de Agrela, cree que pasa por la creencia general de que el médico de familia no está especializado como otros colegas lo son de Neurología o Endocrinología, por ejemplo. «Somos especialistas en personas. Tenemos una visión más integral de la persona, no somos ni más ni menos resolutivos que los del hospital: resolvemos áreas distintas», concluye.