El Plan Municipal ante el Riesgo de Inundaciones establece en un estudio histórico que entre 1544 y 1998 hubo en la ciudad 62 inundaciones, pero en los últimos cien años de esa serie -1898-1998- la media fue de una catástrofe cada lustro. La más recordada es la de 1989, en la que murieron cinco personas, pero las hubo mucho peores.

Así, en el libro de la historia negra de la capital la más destructiva fue la de septiembre de 1628, cuando una avenida en el río Guadalmedina provocó 600 muertos. También se perdieron 1.800 cabezas de ganado, dos millones de reales en pérdida. La tormenta duró cinco horas sin interrupción. También fue especialmente dramática la de 1661, cuando otra avenida en el Guadalmedina provocó 400 muertos y la destrucción de 481 casas, así como la inundación de 1.500.

De las 62 inundaciones de la serie histórica, en 41 ocasiones fue el Guadalmedina el río que se desbordó y en nueve ocasiones ocurrió lo mismo con el Guadalhorce. Otras veces fueron el Arroyo Carretería, el de los Ángeles (1978) o el Gálica, en 1989, con el resultado de un fallecido.

Las inundaciones se produjeron por trombas de agua, fuertes tormentas e intensas lluvias, según el documento, trombas muy parecidas a las que el pasado fin de semana o a principios de diciembre de 2016 asolaron la ciudad.

El peligro de las inundaciones en Málaga proviene de su emplazamiento, dicen los expertos, entre los ríos Guadalmedina y Guadalhorce, además de constatar la existencia de tres pequeños arroyos que vienen a ampliar «los efectos devastadores» de las crecidas de los ríos, el Cuarto, Teatinos y el de las Cañas.

En momentos de lluvias catastróficas, la acumulación de aportes de caudal de agua provenientes de otros arroyos en el Guadalhorce provoca la inundación de las tierras del delta. Las antiguas inundaciones catastróficas del Guadalmedina han quedado eliminadas gracias a la construcción del pantano del Limonero, aunque hay riesgo de inundaciones parciales por los barrancos.

El problema fundamental «se ha trasladado a la zona comprendida entre el Guadalhorce y el Guadalmedina, donde se combinan los efectos del río principal con los de los arroyos situados entre ambos ríos, que abarcan, no sólo amplios espacios en los polígonos industriales de la ciudad, sino buena parte de su expansión oeste, la situada a ambos lados de la Carretera de Cádiz».

Las zonas con problemas en la ciudad son: la terraza inferior y el delta del Guadalhorce, la llanura de terreno cuaternario entre el delta de este río y la ciudad (desagüe de los barrancos Cañas, Teatinos y del Cuarto); los barrancos aguas abajo del Limonero aflientes del Guadalmedina, la margen derecha (arroyos la Palma, Palmilla, los Ángeles), la izquierda (Molinos, Quintana, Granados y Aceitero); los barrancos del sector oriental de la ciudad (Catela, Araña, Pilones, El Palo, Jaboneros y Gálica».