La producción más característica de la cerámica malagueña durante la época musulmana es la llamada «loza dorada», cuya comercialización se extendió por todo el Mediterráneo, llegando hasta Persia e Inglaterra y Alemania. El denominado Ataifor de la Nave, que data de la época nazarí, del siglo XIV, es la pieza más destacada de esta clase cerámica que alberga el Museo de Málaga. Recibe su nombre de la embarcación que decora su interior, una nao o coca típicamente cristiana, rodeada de motivos marinos y elementos vegetales.

La pieza muestra una bella policromía en tonos azul cobalto y dorado, obtenidos a partir de compuestos minerales como el sulfuro de cobre, hierro, plata, azufre y cinabrio, disueltos en vinagre. La cocción en el horno a 800 grados lograba la vitrificación y el efecto requerido en todos estos elementos.