Un colectivo provida lleva varias semanas apostado ante la puerta de una clínica ginecológica de la capital malagueña para denunciar que en su interior se practican abortos. No es la primera vez que un grupo de estas características acude a este tipo de centros para increpar a las mujeres que acuden al interior o a los trabajadores, tal y como contó La Opinión en 2014.

Pero las circunstancias se han agravado desde que comenzó la Cuaresma. Según denuncian los trabajadores de la clínica Ginecenter, las personas de este grupo, que se autodenomina Corazón de María, les han comunicado que estarán más de un mes todos los días de la semana, incluidos los fines de semana hasta por la noche. Según una pancarta con la que cuentan, forman parte de la campaña «40 días por la vida».

Las octavillas que reparten recogen los síntomas del síndrome post aborto, imágenes de fetos muertos y explicaciones que ellos refieren como científicas que relacionan abortar con desarrollar enfermedades como el cáncer de mama. Además, pide no entrar en un «abortorio» y ofrecen ayuda apuntando a que el aborto «nunca es la solución». En el papel que reparten a transeúntes y a las personas que entran a la clínica se incluye un teléfono móvil con el que este periódico trató de comunicarse sin éxito.

El director médico de Ginecenter, Alberto Stolzenburg, admitía que ya han denunciado judicialmente la presión hasta en tres ocasiones pero han obtenido la callada por respuesta, al igual que una clienta que se decidió a denunciar la situación tras ser insultada y acosada. «Sufrimos esto desde hace años, venían un par de veces a la semana pero ahora van a estar semanas. Creemos que están relacionadas con la campaña de Hazte Oír».

El jueves por la tarde se vivió un momento especialmente tenso. El movimiento asociativo que apoya a la mujer lleva varios días turnándose para proteger a las mujeres que entran a la clínica, en donde no sólo se realizan interrupciones del embarazo privadas o concertadas con el SAS, sino también mamografías o ecografías.

Leticia Teboul, miembro de la Asociación para la Defensa de la Imagen pública de la Mujer (Adim), se encontraba con otras compañeras de guardia para «proteger» de los insultos a las mujeres que entraran en la clínica. «Tenían pancartas, estaban ocupando espacio público y llamé a la policía. Y les hicieron recoger», cuenta la mujer que relata que, sin embargo, no se fueron. Este viernes mismo, este mismo colectivo tenía un permiso de concentración de 12 horas, según les comunicó la Policía, extremo que no obstante no confirmó la Subdelegación del Gobierno, que tampoco explicó con cuánto tiempo ha de solicitarse o qué motivo hay que dar para que se permita.

La concejala socialista del Ayuntamiento de Málaga Estefanía Martín Palop reclamó al PP que tome medidas para garantizar que no haya mujeres acosadas y solicitó información para conocer el permiso concedido para la celebración de la propuesta. «No debemos permitir actuaciones que siembren el odio y que coaccionen la libertad de las mujeres», dijo.

Desde el Instituto Andaluz de la Mujer (IAM), su coordinadora, Rosa del Mar Rodríguez, mostró respeto a la libertad de expresión de esa asociación pero igualmente pidió el «máximo» respeto hacia los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, así como a su intimidad. «Más aún en un momento como es el de acudir a la clínica, que es especialmente difícil y duro para las mujeres. Un momento en el que no necesitan precisamente, que se las juzgue ni se las culpabilice», dijo.