Hay pocas cosas tan rutinarias en Andalucía como un menú del día. La foto fija es de la cafetería del Palacio de Congresos. Un grupo de jóvenes se debaten y sonríen. Ellos, con jersey de pico o camisa de cuadros. Si está remangada, mejor. Ellas, con chalecos enguatados y peinado de peluquería. La mayoría viene con tacones. Hay cansancio porque la noche ha sido larga. Hubo hasta un reservado en el Andén. Pero, entre ojeras, se asoman las miradas de una juventud que se mueve en paralelo. Si los de su edad estaban pasando el día en la playa, ahí estaban ellos organizando el congreso de su partido. Poco antes, Juan Ignacio Zoido les había prometido que son los que «mejor entienden a Andalucía» y por eso están aquí. Ellos son el Partido Popular y aquí es Málaga. El Palacio de Ferias de la capital se ha convertido durante este fin de semana en una isla espiritual y de cemento, donde el PP-A se ha marcado el rumbo estratégico de aquí a 2019.

Hasta ahora siempre se ha perdido y por ello es normal que ayer se celebraba que todos se congregaban porque se venía a ganar. «Andalucía es el mejor territorio de España y su futuro está en manos del PP», dijo Zoido. Si le preguntaran que por qué no está en el PA, ni él mismo sabría contestar. Aseguran en el PP que tras más de 30 años de gobiernos socialistas ya toca que se abran las compuertas y entre un nuevo capitán. El designado fue de nuevo Juanma Moreno y desde el vacío de poder se ha construido contra Susana Díaz. Desde que se especulaba con su salto a Madrid, más aun desde que se ha certificado, Moreno parasita en la indecisión de su contraria para alimentarse de ella. El PP ha mostrado su intención de ir hacia adelante, dejando todo atrás. Aun así, se nombró más veces a la todavía presidenta de la Junta que al propio Moreno. En los puestos de cartón piedra que hay montados pone «Que no jueguen con tu salud». Soraya Sáenz de Santamaría y Javier Arenas también viajaron a Málaga para defender la sanidad pública. Han visto en esas largas colas de urgencias, que se intuye que nunca han tenido que padecer, un filón. Y en el impuesto de sucesiones. Con Moreno se heredará gratis, se insiste una y otra vez. Para amenizar la espera entre intervención e intervención, suena el conocido himno del PP. Esta vez en versión ligeramente retocada estilo lounge. Una vuelta más al disco y el disc-jockey acaba en Tarifa y Rafael Hernando. Pero lo suyo es más la palabrería de brocha gorda. «Estamos creciendo el doble que Alemania y el triple que Italia», asegura. «Los comunistas acaban de bajar la paga a los pensionistas en Grecia un 25%», dice. ¿Pero no era la Troika? Da igual, porque, en general, en los congresos uno es muy de mensajes monoteístas. Elías Bendodo, al que muchos en el cónclave ven como futuro sucesor de Francisco De la Torre, asiste desde arriba. Comparte sitio justo al lado del propio Moreno. En general, con la presencia, también, de Alberto Núñez Feijóo y, hoy, de Mariano Rajoy, el congreso presenta un cartel por todo lo alto. Como en todos los congresos, la exaltación de los mensajes fue desmedida. Por ello se entiende la fuerza que cobró la teoría expuesta por la vicepresidenta del Gobierno, en la que aseguraba que España antes era una especie de apestada y ahora es la locomotora que tira de Europa. Por momentos, el interior del Palacio de Ferias se pudo confundir también con la alfombra roja del Festival de Cine. Se cotizaban alto los selfie con Hernando. A Dolores López se le cantó el cumpleaños feliz y antes de las votaciones, aquello no parecía el sitio en el que trazar las líneas maestras de un plan.

Seguramente, ni el propio Moreno se ha visto nunca tan cerca de gobernar como ahora. Llevar al PP a la Junta tiene su precio, pero ahora es el partido que mejor entiende a Andalucía y a los problemas de los andaluces. Mientras tanto, el menú que se ofrecía en la cafetería costaba 18 euros.