Si la guerra entre las dos familias más conocidas por la policía irlandesa se declaró en Mijas en septiembre de 2015 con el asesinato de Gary Hutch, la madre de todas las respuestas se escenificó en febrero del año pasado en el hotel Regency de Dublín con un incidente que todavía hoy tiene noqueado al boxeo profesional irlandés y en guardia a la Garda, la policía irlandesa. Varios enmascarados irrumpieron a punta de kalashnikov en la ceremonia de pesaje del irlandés Jamie Kavanagh y el portugués Joao Bento, los púgiles que no pudieron disputar el título europeo del WBO en la categoría de peso ligero por motivos de seguridad. El ataque, además de desencadenar una guerra sin precedentes en Dublín que suma once muertos, supuso un antes y un después en los cuadriláteros irlandeses. La actividad de un deporte que forma parte del ADN del país se ha visto cercenada por el crimen organizado, esa sombra que la historia ha sentado en la butaca más cara de la primera fila del mejor combate del siglo.

El balance del asalto al Regency fue milagroso. Sólo hubo un muerto y ayudó a destapar parte de la mierda acumulada bajo las lonas. La víctima, David Byrne, fue inmediatamente vinculada con la familia liderada por Christopher Kinahan, asentada e investigada en la Costa del Sol desde hace años, con intereses en el negocio del boxeo y sospechosa de estar detrás de la muerte de Gary, quien trabajó para ellos hasta que una traición le costó una bala en la cabeza. Así lo creen los investigadores y su tío Gerry Hutch, un histórico atracador retirado a cuyo entorno se le atribuye la venganza del Regency. La Garda tiene muy claro que la munición de guerra despachada en el hotel buscaba al fanático del ring Daniel Kinahan, hijo de Christopher. Como manager de Jamie Kavanagh, tenía previsto acompañarle durante el combate que había organizado MGM (Macklin’s Gym Marbella), una empresa con sede en Puerto Banús. Bajo estas iniciales hay una fábrica de luchadores británicos fundada por el exboxeador de talla mundial del peso medio Matthew Macklin, uno de los fetiches pugilísticos de los Kinahan que tras retirarse se reinventó como uno de los promotores de combates más importantes de Irlanda. Sin embargo, la asiduidad con la que su gimnasio ha sido noticia por asuntos que nada tienen que ver con el deporte ha puesto a su empresa contra las cuerdas. En agosto de 2014, cuando todavía competía, su entrenador Jamie Moore, un excampeón británico y europeo del peso medio, recibió por error dos tiros en Estepona cuando salía de uno de los casoplones de los Kinahan. Un mes más tarde, Gerard Kavanagh, el padre del púgil apadrinado por Daniel, murió acribillado en un pub de Marbella cuando su hijo ya entrenaba en el MGM. El pasado septiembre, durante la detención del sicario de Gary Hutch, la Guardia Civil registró el gimnasio de Puerto Banús e intervino mucho dinero y documentación.

Pero el colmo fue el Regency. Las autoridades irlandesas, para garantizar la seguridad de boxeadores y aficionados, han ordenado que MGM -refundado como MTK (Mack The Knife) por unos problemas con un casino de Las Vegas que usa las mismas siglas- no promueva en Irlanda veladas de boxeo hasta nueva orden, como ha confirmado a La Opinión de Málaga el presidente de la Boxing Union of Ireland, Mel Christle: «Bajo instrucciones de la Garda, nuestra organización no autoriza eventos promovidos por MTK». Christle reconoce abiertamente que esta situación se mantiene por el «enfrentamiento mortal» entre los Hutch y los Kinahan, aunque precisa que se revisa regularmente.«En opinión de la Boxing Union of Ireland y de la policía, la seguridad de las personas que asistan a un combate de la MTK en la República de Irlanda no está garantizada», argumenta antes de destacar la necesidad de proteger a los boxeadores a la vista de lo ocurrido en el hotel de Dublín hace un año: «es difícil de conseguir, pero no imposible». Christle asume el duro golpe que el incidente supuso para el deporte, pero no tira la toalla: «El boxeo profesional regresa gradualmente a la capital, donde hubo un evento el mes pasado y hay otro previsto en abril».