Málaga vuelve a dar la campanada turística con su Semana Santa. Según ha explicado hoy el alcalde, Francisco de la Torre, la ciudad logró cerrar el periodo, que finalizó oficialmente ayer, con las mejores cifras de su historia, rebasando las previsiones iniciales y logrando una ocupación media en los hoteles del 93 por ciento.

El crecimiento se ha dejado notar también en la hostelería, con una subida de la facturación del 8 por ciento. Toda una inyección económica para el destino, que se ha acercado al lleno por primera vez en la temporada. Especialmente, entre el Jueves Santo y el Domingo de Resurrección, los días con mayor demanda, que finalizaron con el 97,5 por ciento, dos puntos más que en 2016 -el resto de la semana registró un 87 por cien, con una subida del 6 por ciento-.

De la Torre ha insistido en que las cifras se acompañan además de un balance igualmente positivo en viviendas vacacionales y apartamentos. En comparación con el pasado ejercicio, Málaga da un paso adelante en casi todos los indicadores. Incluido el de la estancia media, que se ha elevado hasta los 4,9 días.

En total, la ciudad ha alcanzado durante las fiestas las 70.000 pernoctaciones, lo que implica un repunte del 4,5 por ciento. En este caso, ha funcionado el efecto de las reservas de última hora. También es reseñable la contribución del turismo de cruceros, situado igualmente en valores sin precedentes, de récord.