La humedad se comía la iglesia de Santiago. El 11 de enero de 2015 comenzaban unos trabajos de gran envergadura y que, 14 meses después, han permitido que el templo recupere todo su esplendor. Los estragos de la humedad se dejaban notar en la iglesia, alcanzando los tres metros de altura en algunos muros, cebándose con algunas capillas, como la sacramental o la del baptisterio. El origen se encontraba en el subsuelo, por donde discurren dos arroyos. El deterioro era patente y la restauración era urgente. Y el Obispado, con la colaboración del Ayuntamiento de Málaga, de la consejería de Cultura de la Junta y de las cofradías con sede canónica en la parroquia, se puso manos a la obra para corregir estas deficiencias históricas.

La invesión total ha sido de 1,1 millones de euros, de los que el Obispado ha aportado 790.245, con la ayuda de la parroquia y de las hermandades. El Ayuntamiento, por su parte, ha aportado 279.354 euros. Santiago ha sido visitado esta mañana por el obispo, Jesús Catalá, y el alcalde, Francisco de la Torre, así como demás responsables políticos y técnicos que han intervenido en la restauración de la iglesia.

Las obras han consistido en crear una gran cámara ventilada bajo el suelo de 40 centímetros de profundidad y en el perímetro de todos los muros interiores, separando el zócalo de mármol, que permita la circulación del aire de forma permanente. Del mismo modo, se ha creado una barrera química contra los xilófagos mediante la inyección en muros y pilastras. Del mismo modo, y como ha explicado Pablo Pastor, el arquitecto diocesano encargado del proyecto, "las criptas se han vaciado de escombros y se han conectado con la cámara de aire del subsuelo, lo que ha permitido eliminar la humedad por condensación que se generaba en su interior y afectaban a la solería y los revestimientos del templo".

Del mismo modo, como explicó Pastor, se han sustituido todos los revestimientos de cemento por mortero de cal tradicional, todas las molduras se han rehecho artesanalmente con terraja, se han reparado las fisutras que presentaban las bóvedas y se ha pintado de blanco como originalmente, suprimiendo el gris, usando como referencias antiguas fotografías del archivo de Juan Temboury, y ganando todo el interior una mayor luminosidad. Los elementos decorativos y las molduras lucen en blanco roto.

También se han recuperado las yeserías de las bóvedas con su dorado original. Las puertas han recobrado su color en madera natural, eliminando las capas de repinte que se le fueron añadiendo con el tiempo. También se han reparado las rejas de las capillas.

La magnífica capilla sacramental, ricamente adornada con un zócalo de ágata (cuya extración hoy por hoy ya está prohibida) y que se encontraba en un estado de grave deterioro por la humedad y el cemento incorporado en anteriores intervenciones, también ha sido restaurada prácticamente pieza a pieza, retirándolas, limpiándolas, eliminando añadidos perjudiciales y volviéndolas a colocar nuevamente en su ubicación original, pero dejándole también una cámara de ventilación.

Se ha dotado al edificio de una nueva instalación eléctrica, de megafonía y de un sistema de video-vigilancia, así como una nueva iluminación de tecnología LED, que permite potenciar tanto los elementos artísticos como los lítúrgicos de la iglesia.

Por último, se ha realizado una nueva mesa de altar, en mármol y un nuevo ambón para las lecturas. El altar será consagrado mediante una ceremonia litúrgica que ha de ser presidida por el propio obispo en el mes de septiembre. La actividad de culto se reanudará durante el verano. En cualquier caso, el delegado de patrimonio de la diócesis, Miguel Ángel Gamero, avanzó que en los próximos días comenzará a llegar a Santiago el mobiliario y otros objetos trasladados a otras parroquias durante las obras. Del mismo modo, las imágenes y cuadros de mayor valor y que se han custodiado en el Museo Diocesano también irán regresando a sus capillas y hornacinas poco a poco.

Las cofradías también tienen ahora que decidir cuándo llevarán a cabo el traslado de sus titulares de nuevo a su sede canónica. La Sentencia está al culto provisional en San Juan, donde también se encuentra el simpecado de la hermandad del Rocío La Caleta, después de su recuperación tras el incendio del pasado verano. El Rico está expuesto en San Julián. El Cristo de Medinaceli en la iglesia del Santo Cristo y la Virgen de la Sierra, en los Mártires.

Precisamente, Catalá también ha lanzado la idea de que el próximo templo que necesita una restauración es el también histórico de los Mártires. El obispo recordó que el patrimonio religioso forma parte del patrimonio de toda la ciudad. "Lo que se ha hecho en este templo es para todos. La iglesia está abierto, no solo su belleza, sino el mismo culto, la liturgia, hace que sea un lugar de encuentro. Y es lo que ofrecemos a todos, fieles y gente en general". Antes también comenzarán las obras de la Divina Pastora, en el barrio de Capuchinos.

El ecónomo diocesano, Guillermo Tejero, hizo hincapié en que las obras de restauración de Santiago han generado durante estos últimos 14 meses 25 puestos de trabajo directos (arqueólogos, restauradores, albañiles, peones, revocadores, canteros, carpinteros, pintores, electricistas, fontaneros...) y otros tantos de forma indirecta.