En la dermatología existe un 'ABCD' que indica al médico si la mancha o el lunar presenta algún riesgo de desarrollar una patología. El doctor Pedro Ruiz Ávila, dermatólogo del Hospital Vithas La Salud de Granada, explica que a la hora de fijarnos en una mancha tenemos que estudiar si es asimétrica, si presenta bordes irregulares, si su color ha variado y si tiene un diámetro de más de 5-6 milímetros.

Aun así, el mensaje que transmite es de tranquilidad: "El mayor porcentaje de pacientes que vienen a consulta lo hacen por lesiones benignas. Las consultas que atendemos con mas frecuencia son por nevus (lunares) de características clínicas benignas, los lentigos benignos, que aparecen en personas que se exponen al sol, o de forma familiar, o también consultan por el melasma o cloasma, que son las típicas manchas que aparecen en la cara y preocupan mucho a mujeres desde el punto de vista estético y a veces suelen tener que ver con embarazos, anticonceptivos...".

No obstante, en ocasiones, los pacientes consultan por lesiones pigmentadas con características clínicas de malignidad y se inicia el protocolo de extirpación quirúrgica y estudio histopatológico. Por ello, es importante diagnosticar el tumor pigmentado lo antes posible porque de ello depende la supervivencia del paciente.

Las manchas o lesiones pigmentadas que cambian, pican, sangran, y tras valorar al paciente con el ABCD indican riesgo, deben ser valoradas por un especialista. El doctor, a través de un dermatoscopio, estudiará los signos de la mancha y determinará si es necesario hacer una biopsia. "A nosotros lo que más nos preocupa son las manchas o lesiones pigmentadas que pueden tener potencial maligno como los carcinomas basocelulares pigmentados, o los melanomas; estos últimos a veces, pueden acabar con la vida del paciente. El trabajo fundamental es el de prevención, debemos transmitir a la población general y sobre todo a la población de riesgo que realicen revisiones periódicas para control de estas lesiones. Nuestro objetivo es conseguir extirpar el tumor antes de que sus células atraviesen la epidermis (esta primera capa de la piel no tiene vasos sanguineos) y pasen a la sangre o a la linfa".

Es fundamental que la sociedad esté concienciada de la importancia de acudir a revisiones periódicas con un dermatólogo. Especialmente las personas de ojos y piel claros, pelo claro, que se quemen con facilidad y no se bronceen, que tengan muchos lunares o que presenten antecedentes familiares de cáncer de piel o melanoma, deben acudir a un dermatólogo cada 6-12 meses. Pero también desarrollan cáncer de piel las personas con la piel oscura, por lo que es fundamental prestar atención al desarrollo de la mancha y visitar al dermatólogo con regularidad.

El sol, aunque es fundamental para la vida, tiene sus riesgos. Si lo evitamos completamente, el cuerpo deja de asimilar la vitamina D, que influye en la absorción del calcio, y cuando disminuye puede provocar enfermedades de los huesos, como la osteoporosis. Hay enfermedades de la piel que mejoran con la exposición al sol, como la psoriasis. Psicológicamente en algunas personas también tiene sus beneficios. Por eso el doctor Ruiz Ávila resalta que no siempre es dañino. Lo que transmite especialmente es que no todo el mundo está preparado para tomarlo.

"Nosotros hablamos de fototipos (hay seis), el fototipo 1 se quema con facilidad y no se broncea y el 6 nunca se quema y siempre se broncea o está bronceado. Es por ello que dependiendo del fototipo que tengamos podremos exponernos más o menos tiempo al sol sin riesgo de quemadura. Debemos saber que el signo clínico que nos indica que la piel está sufriendo por la exposición solar es la quemadura. Para evitar la quemadura solar utilizamos los fotoprotectores". Pero independientemente de nuestro fototipo, nuestra piel puede desarrollar manchas que a veces dan lugar a complicaciones en un futuro.

Además el doctor Ruiz Ávila habla de otras patologías que se asocian a la exposición al sol. "El sol puede ser origen de diversas patologías. En ocasiones vemos fotoalergias o fototoxias". Si te has aplicado una crema o cosmético nuevo y al ponerte al sol te pica o aparecen lesiones de color rojo, podrías estar desarrollando una fototoxia, o incluso si estas lesiones aparecen sólo al exponerte al sol, sin haber usado ningún producto en la piel, es posible que estés desarrollando fotoalergia.

La mejor forma de aprovecharnos de las ventajas del sol en nuestra salud es exponernos progresivamente y siempre con fotoprotectores adecuados. Actualmente se presentan en distintos excipientes para poder usarlos dependiendo del tipo de piel que tengamos (mas seca o mas grasa). Podemos usar cremas, geles, spray, leches, lociones, emulsiones, con un factor alto que nos protejan de la radiación ultravioleta, aunque también es aconsejable el uso de sombreros, gafas de sol y manga larga.

Si ya nos hemos quemado, un producto antiinflamatorio prescrito por un médico (corticoide) aliviará la zona, y mejor en spray para que no tengamos que extenderlo con las manos. Si las quemaduras son graves y aparecen ampollas debe ser un médico quien las examine para valorar su profundidad, extensión y realizar las curas, medicación y seguimiento adecuados.

Por último, no debemos olvidar tampoco los problemas de envejecimiento de la piel asociados al sol. Y es que la piel tiene memoria. Esto explica porqué las personas que se exponen mucho al sol normalmente ven envejecer su piel antes y tienen más posibilidades de desarrollar un cáncer de piel.