La demanda de tratamientos de fertilidad de mujeres en solitario se ha multiplicado por cuatro en Málaga. El motivo no es más que la apertura de una nueva ventana a la maternidad, dando la oportunidad a aquellas mujeres que quieren ser madres a serlo sin necesidad de tener pareja. Mujeres que hoy celebran el Día de la Madre, junto a sus hijos, gracias a la ciencia.

Aunque los expertos hablan del retraso de la maternidad como símbolo del aumento de las técnicas de reproducción asistida, lo cierto es que no existe un único motivo que haya provocado que las clínicas ginecológicas tengan las agendas llenas de citas. Muchas mujeres la posponen no solo por motivos laborales o de salud, sino que también lo hacen por no haber consolidado una relación para que, fruto de ella, se tengan hijos.

En este sentido, un estudio elaborado por la Unidad de Reproducción del Centro Gutenberg recoge cómo en los últimos años se ha cuadruplicado la demanda de tratamientos de fertilidad en mujeres sin pareja masculina, la mayoría madres solteras por elección que recurren a semen de donante. De casi 30 casos hace una década a más de cien actualmente.

Según el centro sanitario, los resultados demuestran una tasa de embarazo acumulada en torno a un 50% con alrededor de tres intentos de Inseminación Artificial con Semen de Donante (IAD), si bien se observan diferencias importantes en función de la edad de la paciente. «En el caso de mujeres menores de 40 años la tasa de embarazo es de aproximadamente un 50% en el primer intento de fecundación in vitro», señalan desde la clínica.

Los estudios que necesitan este tipo de pacientes para iniciar el proceso no tienen un gran coste, según apunta el director médico de la Unidad de Reproducción del Centro Gutenberg, Claudio Álvarez, que apunta que «son pocas las que tienen que recurrir a técnicas más complejas y caras como la fecundación in vitro».

Otro cambio social destacable es el incremento de la edad materna para tener hijos. La media de edad se ha incrementado y ronda ya los 38 años. Prueba de ello es que el número de mujeres de edades comprendidas entre los 40 y 44 años que se someten a un ciclo de Fecundación In Vitro con óvulos propios ha aumentado en la última década un 12%. De hecho, y según datos del Instituto Nacional de Estadística, en doce años casi se han triplicado el número de mujeres que tienen hijos a partir de 40 años.

La edad es, por tanto, uno de los principales escollos que encuentran estas mujeres, puesto que la reducción de la reserva ovárica disminuye conforme pasan los años.

No obstante, el doctor Álvarez recuerda que los riesgos aumentan conforme lo hace la edad de la futura madre. En este sentido, en Gutenberg han puesto como tope la edad de 50 años. «El embarazo conlleva unos cambios físicos en la mujer importantes y no es lo mismo un embarazo a los 30 que a los 60, por muy buena salud que pueda tener una mujer. Se hace necesaria una reflexión enfocada a la protección futuro del niño o niña que pueda nacer fruto de las técnicas de reproducción asistida», señala Álvarez.

Además, apunta a la importancia no sólo de la edad, sino del tratamiento de fertilidad. En este sentido, en la Unidad de Reproducción de esta clínica los resultados son mejores en mujeres con 40 años o más que se realizan una fecundación in vitro con óvulos de una donante que en los propios, al pasar en el primer caso de un 63% de tasa de gestación por cada ciclo y a un 33% en el segundo.

En lo que respecta al futuro de las técnicas de reproducción asistida, el doctor Álvarez apunta a que este pasará por los adelantos en genética y los métodos no invasivos de cultivo y selección embrionaria. «También hay estudios que ya hablan de la posibilidad de sintetizar o crear óvulos y espermatozoides a partir de células madre», apunta el experto, que recuerda cómo se están consolidando la preservación de la fertilidad y la congelación de tejido ovárico o el trasplante de útero.

Pero la reproducción no solo pasa por cambios tecnológicos o de investigación, sino también sociales. Los cambios en modelos familiares son una realidad y gracias a estas técnicas hay mujeres que han tomado la decisión de ser madres solteras, parejas de lesbianas con hijos en común e incluso parejas de varones homosexuales que recurren a la gestación por sustitución, comúnmente conocida como «viente de alquiler». Para Claudio Álvarez los cambios vienen de la mano de las técnicas de reproducción asistida y de la legislación.