En los últimos años el consumo de medicamentos opioides se ha disparado hasta aumentar un 35%. Los datos, de la Sociedad Científica Española de Estudios sobre el Alcohol, el Alcoholismo y las otras Toxicomanías (Socidrogalcohol) son extrapolables a Málaga ya que, según la diputada de Servicios Sociales y Centros Asistenciales, Lourdes Burgos, en los últimos años se ha percibido un aumento de casos en los centros asistenciales de Drogodependencia de la Diputación de Málaga.

Esta señaló que las cinco unidades de que dispone el organismo para tratar las adicciones trató el año pasado a 3.700 personas, de las que alrededor de mil fueron nuevos casos sobre consumo de cannabis.

Así, Burgos señaló que la adicción a tratamientos farmacológicos ya se considera una epidemia en EEUU donde, incluso, las personas que tienen problemas para acceder a estos recurren al mercado negro. A pesar de que esta circunstancia no se da en España a consecuencia de la legislación y de los controles de Sanidad y las farmacias, numerosos enfermos crónicos acaban por hacerse adictos a sus medicamentos prescritos para paliar el dolor.

En este sentido, el director del centro de Drogodependencia de la Diputación de Málaga, Juan Jesús Ruiz, manifestó que la cifra aún es mínima en comparación con otras sustancias como el alcohol, que supone el 30% de los casos tratados al año, mientras que el 28% obedece a la adicción a estimulantes como la cocaína. El resto se divide entre cannabis y otras sustancias, entre las que entran los opioides.

Por su parte, el presidente de Socidrogalcohol, Francisco Pascual, señaló en la inauguración de las III Jornada Andaluza de Socidrogalcohol que los fármacos derivados de la morfina están sufriendo un incremento «espectacular» en su consumo en toda la geografía española.

Las causas, según señaló, tienen relación con que los enfermos cada vez sean capaces de aguantar menos el sufrimiento. «Estos tratamientos relajan, tranquilizan y, aunque se toman para paliar el dolor, gusta su efecto», agregó el también médico experto en adicciones, que explica que las personas que recurren a estos medicamentos antes han abandonado tratamientos convencionales como paracetamol o ibuprofeno.

Aunque el perfil, afirma, es variado, estos pacientes suelen padecer enfermedades oncológicas, neuropáticas o traumatológicas, y las edades, por tanto, varían, aunque la cuota de personas mayores es alta por el envejecimiento de la población y la cronicidad de las enfermedades.

A juicio de Pascual, los médicos de Atención Primaria se han «relajado». «El problema es que lo que puede ser un fallo por parte del médico se convierte en automedicación. El paciente pasa de tomar una pastilla al día a varias, y ahí empieza el problema», señaló.

El especialista en adicciones apunta a que el dolor tiene un componente psicológico que puede ser regulado con autocontrol. «Pero se trata de una cuestión personal, los pacientes deben aprender a vivir con ello», indicó el médico, que considera que los procesos fisiológicos ligados a la edad hace que muchas personas acudan a los profesionales sanitarios para exigir paliar el dolor o sus consecuencias. No obstante, Pascual afirma que hay que aprender «a convivir con ello». El fentanilo, un opiáceo para tratar el dolor asociado al cáncer y que los expertos señalan como hasta cien veces más fuerte que la morfina, es uno de los fármacos con más adictos. «Lo hay en parches, en chupa chups y en sprays, y su efecto es rápido», señala el presidente de Socidrogalcohol, que lamenta que este tipo de tratamientos se usen de manera convencional, «cuando deberían ser de rescate».