Si el escritor Jack London levantara la cabeza, comprobaría complacido que la blanca inmensidad del Polo Norte sigue siendo un imán para la aventura. Sin ir más lejos para el malagueño Manuel Calvo Ariza, que no será un capitán de 15 años pero con solo dos más, 17, ya es el explorador del Polo Norte más joven en la Historia de España.

En la compañía de su padre, el también malagueño Manuel Calvo Villena, ha recorrido 400 kilómetros del norte de Groenlandia, una zona vecina de los territorios esquimales del Canadá, en una expedición llamada Desafío Ártico.

Claro que las temperaturas no han sido nada primaverales para los parámetros mediterráneos: padre e hijo han soportado entre -20 y -32 grados centígrados.

La expedición, organizada por la asociación sin ánimo de lucro MaratonDog y patrocinada por Tiendanimal, ha tenido como objetivo censar a los perros groenlandeses de la zona (muy parecidos a los husky siberianos), para analizar los efectos del cambio climático en la disminución de la población en estas aldeas. De paso, ha colaborado con la Universidad de Málaga en la recogida de muestras biológicas para seguir investigando las consecuencias de estos efectos en la población canina.

Los dos exploradores polares han recorrido puntos de Groenlandia de exóticos nombres esquimales, aunque también hay huellas de geógrafos y exploradoras: Qaanaaq, el Glaciar de Humboldt, Qeqertat, la Isla de Josephine Peary, Savissiavik...y también la mole del Eisfiord en la bahía de Disko, el mayor glaciar del hemisferio norte, que cada año lanza al mar 35 kilómetros cúbicos de icebergs al mar.

Maravillas que los españoles solo pueden otear en los documentales de La 2 y que los dos Manuel Calvo han disfrutado en directo.

En cuanto a la investigación sobre los perros de Groenlandia, los exploradores censaron 1.420 perros en cuatro poblados habitados, asomados a la inmensa Bahía de Baffin.

Lo paradójico es que en estas cuatro aldeas hay ahora mismo más perros que personas. Por ejemplo, en la más grande de todas, en Qaanaaq, hay 900 vecinos y 1.000 perros.

Como destaca la nota de prensa sobre este gélido viaje, «en un clima tan inhóspito, perros y humanos se ayudan mutuamente para vivir en una relación simbiótica para superar las condiciones climáticas tan adversas».

El explorador polar español más tempranero explicó que «ha sido un viaje del que he aprendido mucho y que me servirá para valorar todo lo que aquí tenemos y que hasta ahora no le daba importancia. Ha sido una experiencia fascinante». Felicidades.