La Junta de Andalucía tomó este jueves cartas en el asunto de la plaga de mosquitos que está asolando desde hace dos años la zona de Guadalmar. Así, actuó este jueves en uno de los bancales de arena y agua estancada de la desembocadura del Guadalhorce, un brazo muy relacionado con la formación de larvas. Personal de la Delegación de Medio Ambiente retiró los residuos del último tramo del canal de pluviales de la margen derecha del paraje, dado que estos sedimentos estaban taponando su salida y regeneración por el mar.

La Junta usó maquinaria propia para retirar el material acumulado y permitir al Consistorio que actuase con sus larvicidas. La limpieza despejó así el terreno para que el agua que circula por el canal, procedente fundamentalmente de las lluvias, pueda cumplir su ciclo y ser evacuada sin riesgo de que se generen nuevas zonas cenagosas, que son las que favorecen la aparición de insectos.

Asimismo, el Servicio de Parques y Jardines del Área de Sostenibilidad Medioambiental del Ayuntamiento de Málaga inició ayer la plantación, junto al colegio Caro Baroja en Guadalmar, de especies vegetales cuyas características hacen que los mosquitos se mantengan alejados. Se trata de especies muy aromáticas, de poco porte. En concreto, se han seleccionado cuatro para realizar esta función: la lavanda, el romero, la citronela y la santolina.

Según explicó el concejal de Sostenibilidad Medioambiental, Raúl Jiménez, esta acción «no va a terminar por sí misma con los mosquitos en el entorno del Guadalhorce, pero sí contribuye a evitar su presencia, a no ponerles las cosas fáciles, en las zonas en las que se utilizan este tipo de plantas, ahuyentándolos». La capacidad repelente de las plantas aromáticas no está avalada por estudios científicos, si bien, su uso es habitual en la composición de los productos que se comercializan con esa función.

Informe de la Junta

Este periódico tuvo acceso este jueves a un informe de la Junta de Andalucía en relación a un problema similar que hubo en Roquetas de Mar (Almería), en julio de 2010, en el que los servicios jurídicos autonómicos concluían que la competencia en la fumigación en un término municipal correspondía, en primer lugar, a la administración local y, en segundo, a la supramunicipal.

En el artículo cinco del decreto 8/1995 de 24 de enero, por el que se aprobaba el Reglamento de Desinfectación, Desinsectación y Desratización sanitarias, puede leerse literalmente: «Los tratamientos de desinsectación y desratización se podrán efectuar por los servicios oficiales de los municipios y, en su caso, de las diputaciones provinciales, así como por empresas privadas dedicadas a tales actividades». La Junta también insistió en esto el miércoles.

Por último, la Asociación de Padres y Madres del colegio, en la que están escolarizados 450 menores, anunció que sus hijos no acudirán este viernes a las clases y que se concentrarán a las puertas del centro para protestar por la situación que atraviesan con esta plaga de mosquitos de las marismas. Lía Nela Chico Delgado, miembro de la asociación, pidió a Junta y Ayuntamiento que «se pongan de acuerdo y den una solución real, porque llevamos luchando dos años contra esto. Todo es insuficiente».