El arquitecto José Seguí «animó» ayer al alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, para que el Ayuntamiento y la Gerencia de Urbanismo «sigan adelante con la propuesta, pues la idea ya ha pasado a ser municipal y pueden hacerlo». El arquitecto aprovechó que el alcalde le llamó por telefono ayer por la mañana para tratar de que reconsiderase su decisión y le animó a que el Ayuntamiento mantenga activa la idea ganadora del concurso y «trate de ejecutarla en el concurso arquitectónico».

El Ayuntamiento puede hacerlo aunque falten sus promotores, pues las bases del concurso de ideas señalan que «todos los derechos de propiedad intelectual derivados de su idea ganadora pasarán a ser de titularidad única y exclusiva del Ayuntamiento de Málaga». Más aún, esas bases añaden que el Ayuntamiento tiene la plena disposición y el derecho exclusivo a la utilización y explotación de las ideas premiadas, incluida la contratación de los servicios de redacción del proyecto básico y de ejecución, y de la contratación de las obras derivadas, «con exclusión de cualesquiera personas físicas o jurídicas, incluido el propio premiado».

Más allá de esta propuesta, el arquitecto dejó clara ayer su posición al indicar que «no estábamos dispuestos a soportar tanta injuria». En declaraciones a La Opinión de Málaga, Seguí explicó que «es un momento de gran tristeza, pero la situación era insostenible».

El arquitecto, que firmaba la noche del lunes junto a Banderas la carta de renuncia, explicaba a este diario que «Antonio y yo veníamos hablando en los últimos días y ayer (por el lunes) llegamos a la decisión tomada pues no estábamos dispuestos a soportar tanta injuria como se ha vertido a la dignidad profesional de Antonio y mía».

El arquitecto aclaró ayer al concurso de ideas «nos presentamos de la mejor buena fe», al igual «que 72 equipos más» que aportaron las ideas, afirmando que «después de esta idea se suponía que se tenía que convocar el auténtico concurso para la concesión», asegurando que «nuestra sorpresa ha sido cuando se ha provocado por parte de ciertas líneas sociales una contestación excesivamente agresiva, insultante, no solo hacia Antonio, sino a nosotros, e incluso, hacia Starlite, acompañante empresarial en este proyecto».

«Este proyecto era un proyecto que realmente lucrativo, desde luego, le puedo decir que no era, porque devolver al Ayuntamiento sus 20 millones en un acto de concesión, que el solar nunca iba a ser propiedad, montar el edificio, que era una importante cantidad, y además dedicarlo a uso cultural... no es un proyecto como para luchar a no ser que se luchara por la ilusión de traer Antonio un proyecto cultural potente», concluyó.