Su condición de nueva secretaria general del PP de Málaga ya la tiene asumida Patricia Navarro. Aseguran desde el PP, que el día después del congreso provincial, se puso manos a la obra. Quiere escribir algunas páginas de ese gran libro y no hay tiempo que perder. «Gobernar la Junta de Andalucía en 2019 o mil maneras de morir en el intento» se llama la obra. O algo así. Al menos, resume lo que pasará de aquí a 2019. Susana Díaz da muestras de agotamiento. Eso creen, al menos, en el PP. Su condición de derrotada en las primarias habría contribuido a ensanchar esa famosa ventana de oportunidad por la que quiere entrar Juanma Moreno. Para el presidente de los populares, Málaga es una pieza clave en el mapa para lograr convertirse en el primer presidente del PP al frente de la Junta de Andalucía. La expresión de subidón se queda corta cuando se trata de describir lo que éste siente cuando se imagina como presidente de todos los andaluces en San Telmo.

Después de digerir algunas insatisfacciones políticas es ahora o nunca. Es verdad que el PP de Málaga se antoja elemental. En otras provincias ha habido algunos marrones. Pero aquí todos se comportan como una piña y nadie se cansa de repetir lo unido que está el partido. En este panorama de felicidad, Navarro está dispuesta a contribuir en el desenlace esperado y se convierte en un actor de vital importancia. Una y otra vez, Elías Bendodo ha repetido que tiene que ser Málaga la provincia que lleve al PP a ganar en Andalucía. Él, fiel escudero de Moreno, ve, sin embargo, como su cargo de presidente de la Diputación le ata en ocasiones las manos. Por su peso institucional y por su propia carrera como futuro aspirante al Ayuntamiento de Málaga, no le conviene malmeter demasiado. Más bien todo lo contrario. Mostrarse como alguien educado y dialogante que no está para perder el tiempo en batallitas para desgastar a los rivales políticos.

Aquí entra en juego el perfil de Navarro, con un carácter mucho más político. Cuenta con el respaldo absoluto de Moreno y Bendodo. Es autónoma en la toma de decisiones, aunque en el PP gusta resaltar que los acuerdos se toman de forma coral. Que sea alguien que ya haya trabajado para Moreno no es casualidad. Ha sido vicesecretaria regional con él y todos coinciden en que es tan simpática como incesante para lograr sus objetivos. Desde que se instaló en su nuevo puesto, la sede del partido en la avenida Andalucía se ha convertido en su segundo hogar. Trabajo orgánico por un tubo para garantizar que las asambleas locales pendientes sean como una balsa de aceite. Un primer paso hacia el objetivo mayor en el que también cabe la posibilidad de que se derramen algunas lágrimas. Por ejemplo, cuando haya que obligar a Pedro Fernández Montes a que no presente una candidatura alternativa a la que liderará Margarita del Cid.

Coordinación. El poder de Navarro no se queda aquí. Ella también marca el rumbo estratégico del partido. ¿Cómo posicionarse ante los asuntos? ¿Entrar al trapo, sí o no? Navarro sale tanto en prensa como ella quiere porque decide también cuando se convoca a los medios. Así, todos los lunes por la tarde, encabeza una reunión a la que asisten parlamentarios y diputados como Carolina España o Avelino Barrionuevo y se planea a corto plazo.

Un brainstorming semanal en el que se estudia cómo atacar a Díaz con el último fin de reescribir la historia. Navarro no es mandona, pero se ha convertido en esa protagonista secundaria que se mueve con agilidad en la sombra. Sabe que de su trabajo depende, también, que la historia en la Junta no termine en la maldición de siempre: el PSOE gobernando a pesar de todo.