El Ayuntamiento de Málaga ha presentado esta mañana el Plan Transversal por la Convivencia y de Prevención de la Radicalización Violenta, un proyecto pionero de colaboración público-privado cuya medida estrella es la posibilidad de que los Servicios Sociales de Málaga puedan detectar en etapas tempranas la evolución ideológica de una persona hacia el yihadismo, intervenir en cuanto eso se produce y evitar sus consecuencias. Así, una oficina se ha creado para tratar este tema, una sede en la que ya trabajan un psicólogo, un trabajador social y un educador, de forma que si los Servicios Sociales detectan un caso así, lo remiten para su seguimiento, evaluación y apoyo.

El plan ha sido presentado por el alcalde, Francisco de la Torre, el rector de la UMA, José Ángel Narváez, el edil de Derechos Sociales, Julio Andrade, y la catedrática de Derecho Internacional Magdalena Martín. El plan prevé nueve estrategias y 245 acciones, aunque quizás la más destacada, ha explicado Andrade, es el hecho "de que una madre, una hermana o un hombre puedan ir a los Servicios Sociales a decir que han detectado que un familiar se ha radicalizado porque, por ejemplo, han visto que consume vídeos o aplicaciones de esa naturaleza. No suelen ir a la policía y, por tanto, nunca se desengancha si no se trabaja con ellas a través de un protocolo".

Ruth Sarabia, directora general de Derechos Sociales, ha indicado que muchas asociaciones tenían conocimiento de informaciones en los que una mujer o hermana, principalmente, denunciaban a un familiar en relación a su progresiva radicalización. ¿Qué hacer?". Sarabia señala que lo ideal es implicarse desde una perspectiva educativa y psicológica para abordar este tipo de casos, que no llegan a ser delito, al menos en fases tempranas, y, por tanto, no son objeto de estudio por la policía. Hay quince presupuestos de abordaje de este tipo de conducta, y sólo en un caso, el de los captadores, se lleva a la policía, porque eso sí es un delito. La idea es detectar cambios en el comportamiento o la conducta de las personas, en familias especialmente vulnerables, aunque el plan está diseñado también para otro tipo de radicalismos de extrema izquierda o extrema derecha, que al final acaban conduciendo a la violencia.

Ahora, hay 14 ciudades españolas que, a través de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), se van a sumar a este protocolo, en el que la UMA participa muy de cerca publicando el plan y otorgándole el marco teórico y científico. La idea revolucionaria es tratar a quien se radicaliza como si fuera una víctima, como aquellos adictos a la droga o al alcohol: mientras antes se ataje la deriva ideológica, sin confundir nunca yihadismo con Islam, que no son lo mismo, antes se podrá ayudar a la persona, ha apuntado Andrade.

Las líneas maestras sobre las que pivota el plan son las siguientes: prevención e intervención programada; actuaciones y cooperación institucional; sensibilización y formación; igualdad entre géneros y promoción entre las mujeres musulmanas en el ámbito social, cultural, sanitario y productivo; mediación social e intercultural; gestión de la convivencia, diversidad religiosa y multicultural; educación y desarrollo de actitudes y aptitudes en menores y jóvenes; comunicación estratégica en internet y redes sociales e investigación y análisis. Son prioritarios los ejes uno, dos y cinco, ya que son básicos para desarrollar las demás.

Ya se han creado la Agrupación de desarrollo para el Fomento de la Convivencia y la Prevención de la Radicalización Violenta, que acoge a numerosas asociaciones; el Grupo Local, liderado por el concejal de Derechos Sociales; la Mesa Técnica para la Prevención de la Radicalización Violenta y el Consejo Asesor, formado por expertos. El plan se hace contando con la participación del Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO) y el documento final fue aprobado en marzo de 2017 por la Junta de Gobierno Local.