­El alquiler vacacional prosigue su escalada. Un año después de su integración definitiva en el ordenamiento jurídico, y con miles de viviendas funcionando ya de pleno derecho, el sector vuelve a ganar cuota de mercado y se consolida entre las opciones predilectas de los turistas a la hora de buscar alternativas a los hoteles. La posibilidad de alojarse en un piso, generalmente ubicado en el entorno urbano, y con equipamiento completo, hace tiempo que se convirtió en un fenómeno global. Pero es ahora, con la aplicación de la ley en Andalucía, cuando el negocio, cada vez más profesionalizado, va dejando indicios de su verdadero peso. Y, sobre todo, de su expansión, que, en destinos como la Costa del Sol, parece todavía muy lejos de detenerse.

Según los datos que maneja Jannich Petersen, director general de Spain-Holiday.com, una de las grandes plataformas de venta, las viviendas vacacionales afrontan un nuevo verano con amplias garantías de éxito. Aunque todavía falta para que empiece a rodar la temporada, los empresarios están convencidos de que se producirá un nuevo crecimiento. Y no sólo por la buena marcha mantenida durante el curso, que justifica el optimismo, sino por la actividad -confirmada y verificable- que se vive en estos días en las centrales de reservas. Los que aspiren a hospedarse este verano en la Costa del Sol está claro que no pueden tomárselo con demasiada calma. Especialmente, por la maña de la clientela extranjera, que es la primera en planificar su descanso. Y que ya ha conseguido contratar casi la mitad de las plazas que se ofertan para el trimestre central del periodo.

El dato se corresponde con las referencias a cargo de la firma, que, por su volumen de trabajo, permite intuir los movimientos globales que se dan en el conjunto de los apartamentos. Una vez más las viviendas vacacionales verán aumentar su clientela, con un salto que se calcula de partida en un 10 por ciento. Una cantidad que, si bien suena con fuerza en reposo, cobra su verdadera dimensión si se tiene en cuenta la ocupación media del sector durante el pasado año, que se cifró, según las mismas fuentes, en torno al ochenta por ciento.

Este nuevo paso adelante, preludiado por el acumulado estadístico, deja entrever la fuerza con la que se ha implantado la modalidad de hospedaje en lugares como la Costa del Sol, que es, de acuerdo, con las firmas, uno de los puntos más solicitados por los turistas. La demanda, sin duda, ha hecho que en un tiempo relativamente corto se multiplique la planta de viviendas. Y, además, sin que de momento peligre la rentabilidad, que se nota, incluso, en los precios medios. Para este verano la tarifa por semana rebasa los 1.000 euros. Sobre todo, en los municipios donde más está funcionando el formato, que llegan a superar, y con creces, esa frontera. Así, la oferta de Marbella parte este con un promedio 3.500 euros, Nerja, con 1.200 y Torremolinos, con alrededor de 1.000.

Jannich Petersen cree que las buenas perspectivas son herederas del aumento de la calidad y de la profesionalidad del sector, que, con la nueva regulación, ha podido romper amarras con la situación de alegalidad y permanente sospecha en la que sobrevivían muchos de los alquileres. En Málaga alrededor de 12.000 pisos ya han solicitado inscribirse en el registro oficial habilitado por la Junta, que exige a cambio el cumplimiento de una serie de obligaciones entre las que figuran la instalación de climatizadores en todas las habitaciones o el uso de material informativo y de botiquines sanitarios. Unos requisitos que buena parte de las empresas que gestionan los apartamentos interpretan como un peaje necesario para trazar distancias con el oportunismo y con los propietarios que, aprovechando la ausencia de normativa, se habían apuntado en los últimos años al dinero fácil, en muchos casos sin proporcionar ningún tipo de contrato o garantía a los clientes.

El sector, con una actividad floreciente, ha sabido en los últimos meses dar un vuelco a esa imagen. Y colarse con naturalidad entre las opciones de los turistas. De momento, las debilidades están claras. Al menos, en España, donde la Costa del Sol, la Costa Blanca y la Costa Brava lideran con holgura la lista de reservas.