La comisión de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Málaga aprobó este lunes por unanimidad de todos los grupos políticos la moción de Málaga para la Gente en la que instaba al equipo de gobierno a propiciar el diálogo entre los nudistas y los aficionados al kitesurf que, en las últimas semanas, han tenido problemas de convivencia en la playa de San Julián. Tendrán que hablar, pero lo cierto es que la edil de Playas, Teresa Porras, recordó que esa zona tiene un kilómetro de largo y el espacio es el que es.

También se aprobó instar al equipo de gobierno a actuar en la playa naturista para mejorar su estado general y que se ponga al mismo nivel que el resto. La edil Remedios Ramos, de Málaga para la Gente, recordó que a principios de este mes los nudistas que acuden a esta playa, declarada como tal en 1997, se encontraron con que los habían desplazado a un espacio más lejano, sin servicios y de peor acceso tras instalarse allí una empresa de kitesurf, dado que estos deportistas practicaban en la zona del campo de golf, cercana al aeropuerto, pero Aena puso problemas para ello. Sólo San Julián reúne las características de oleaje y viento para ellos.

Esto provocó que «con malos modos» fueran increpados por los que hacen kitesurf y la Policía Local fue requerida para expulsar a quienes tomaban el sol. Ramos destacó que nadie informó a los nudistas y que se podrían haber evitado los problemas hablando antes y explicando el cambio.

El debate fue bronco. Anastasia Rodríguez, representante del colectivo naturista, se quejó de la falta de limpieza en la playa y recalcó que nadie habló con ellos. «La policía vino y nos echó, nos amenazó con multarlos. Queremos la misma parte de playa». Ellos, al llegar, se encontraron con un cartel que desplazaba su espacio 600 metros, a una zona menos accesible. También se quejan del acoso visual. Estos aplaudieron las intervenciones de los portavoces de la oposición.

José Agustín de Haro, portavoz de los kiters, explicó que ellos van cuando hay viento y que la Guardia Civil les dijo que la zona no está bien balizada. «Debemos estar allí por obligación, es un deporte de riesgo». Porras, que se las tuvo con varios ediles de la oposición, destacó que la playa tiene un kilómetro y precisó: «Que cada uno tenga su espacio». Se mostró abierta a seguir dialogando con todos.