Los cambios demográficos que ha venido sufriendo la provincia en las últimas décadas están dibujando nuevas tendencias familiares, con una maternidad cada vez más tardía y una edad al matrimonio que se acerca cada vez más a los 40 años. De hecho, la edad media a la maternidad ha alcanzado su cifra más alta desde que el INE tiene estadísticas y se produce a los 31,5 años, según los datos publicados ayer por el citado organismo.

Desde 2011, la edad media a la maternidad ha estado en Málaga por encima de los 31 años, con un aumento de un año en la última década. El primer hijo llega a los 30,1 y la tasa global de fecundidad (el número de nacimientos por cada mil mujeres) se reduce tras algunos años en los que se había experimentado un repunte, especialmente coincidiendo con la época del boom económico, que vio aumentar los nacimientos en la provincia. Así, esta tasa se sitúa en 38,3 nacimientos por cada mil mujeres -en 2006 estaba en 46-. La tasa de fecundidad es más alta en la franja que va de los 29 a los 36 años. Bajan los nacimientos y también cae la media de hijos por mujer, que el año pasado era en la provincia de 1,33 hijos. Esta media se ha ido reduciendo año tras año desde 1975, cuando la ratio era de 3 hijos por mujer en la provincia.

En cuanto a los matrimonios, estos también han ido viendo bajar sus números en las últimas décadas. Así, la tasa bruta de nupcialidad (uniones por cada mil habitantes) se coloca en Málaga en 3,48, la mitad que hace cuarenta años. En cuanto a la edad media al matrimonio, también registra su cifra más alta desde que hay estadísticas, con una media de 36 años. Los hombres se casan a los 37,7 años y las mujeres, a los 34,4. Estas cifras suponen que los malagueños llegan al matrimonio diez años más tarde que a finales de la década de los 70.

A nivel nacional, en 2016, por segundo año consecutivo, el número de muertes superó al de nacimientos, que siguen cayendo, datos que consolidan la crisis demográfica en la que se encuentra sumida España.

El pasado año sólo nacieron 408.384 niños, 11.906 menos que en 2015 (2,8 %), año en el que murieron 409.099 personas, el 3,2% menos. La diferencia entre muertes y nacimientos (crecimiento vegetativo) refleja una pérdida de población de 259 personas en 2016, según la encuesta de Movimiento Natural de la Población.

Un saldo vegetativo negativo que, advierte el INE, es mucho mayor, con una pérdida de población de 715 personas, si se descuentan los nacimientos que tienen lugar en España de madres que no residen en nuestro país.

La caída del número de nacimientos es más alarmante aún si se echa la vista atrás: desde 2008, cuando se produjo el máximo histórico en 30 años con 519.779 alumbramientos, el descenso es del 21,4%. En el 15,2% de las uniones celebradas con cónyuges de distinto sexo, al menos uno de ellos era extranjero, mientras que un 2,5% del total de matrimonios registrados en 2016 correspondieron a parejas del mismo sexo (4.259).