Unicaja Banco afronta hoy una de las jornadas más importantes de su trayectoria con su debut en Bolsa, hito que culmina un largo proceso que comenzó a gestarse en el año 2013 durante el proceso de compra de la antigua Caja España Duero (Ceiss). La entidad se comprometió en su día antes los bonistas de Ceiss y ante Bruselas a dar el salto al parqué antes del 1 de enero de 2017, aunque finalmente las turbulencias de los mercados a lo largo de pasado año hicieron posponer la operación al presente ejercicio (previa autorización de la Unión Europea). La famosa escena del toque de campana tendrá lugar a las 12 de la mañana en la Bolsa de Madrid y convertirá a Unicaja en la primera empresa malagueña que cotiza en las Bolsas de Madrid, Barcelona, Bilbao y Valencia, así como en el Mercado Continuo.

El presidente de Unicaja Banco, Manuel Azuaga, encabezará la delegación de la entidad, en la que también figuran entre otros el consejero delegado, Enrique Sánchez del Villar, y el director general de Finanzas (CFO), Pablo González.

La salida a Bolsa de Unicaja, realizada a través de la emisión de 625 millones de nuevas acciones que suponen una ampliación del 40,4% de su capital, representa un nuevo salto de dimensión para el banco malagueño y eleva su proyección de cara a los inversores, tanto nacionales como internacionales. Unicaja anunció este pasado miércoles un precio de salida de 1,10 euros por acción (el rango más bajo de la horquilla que se manejaba), lo que le ha permitido captar entre los inversores institucionales interesados un total de 688 millones de euros brutos por la emisión. Cabe la posibilidad de que los bancos colocadores que asesoran a Unicaja en la operación emitan otros 62,5 millones de acciones adicionales una vez efectuada la salida a Bolsa para cubrir una posible sobresuscripción en la oferta (green shoe). En ese caso, y al precio citado de 1,10 euros la acción, se recabarían otros 68,7 millones de euros, para un total de 756 millones.

En la decisión de Unicaja de optar por el precio más bajo, pese a haber recibido ofertas por acción que superaban el total de la emisión, ha pesado «el deseo de la entidad de buscar inversores conocidos y de calidad» frente a otros de comportamiento más impredecible, según comentaron fuentes del sector. Con el precio final que se ha fijado para las nuevas acciones, la entidad pasará a cotizar con una valoración de 0,48 veces su valor en libros.

La emisión estaba dirigida a inversores institucionales a partir del toque de campana de este mediodía podrán ya venderse libremente en el mercado (también a particulares) como los de una cotizada más. Cabe señalar que el valor de las acciones en el momento en que Unicaja empiece a cotizar no tiene necesariamente que coincidir con los 1,1 euros del precio de venta, ya que antes del debut el mercado ya realiza un primer cruce de órdenes de compra y venta que puede modificar esa cifra, según explicaron fuentes financieras. El símbolo bursátil (o ticker) con el que Unicaja y sus acciones aparecerán en el panel de cotizaciones será UNI.

El accionariado de Unicaja, con la ampliación, queda compuesto por casi 1.550 millones de acciones, con una capitalización bursátil de 1.703 millones de euros (1.771 millones si hay green shoe). Esta valoración sitúa a Unicaja en el puesto 51 por nivel de capitalización de las cotizadas españolas, un ranking encabezado por Inditex (106.000 millones de euros), Santander (86.318), Airbus (55.643), BBVA (49.769) y Telefónica (45.773), según los últimos datos que maneja el mercado.

Unicaja ya comentó hace un par de semanas que la previsión es alcanzar un free float (es decir el capital flotante de la entidad que está en el mercado) del 48,3% de su accionariado, sin considerar el potencial ejercicio del green shoe. El 51,7% restante corresponderá al principal accionista del banco, la Fundación Bancaria Unicaja, que con la salida a Bolsa verá diluido su peso desde el actual 86,7%. Si se ejecuta la opción del green shoe el peso de la Fundación bajaría algo más, hasta el 49,7%, permaneciendo como accionista principal pero ya sin el control de la entidad.

Unicaja utilizará lo que recaude con su salto al parqué, por un lado, a devolver al FROB los 604 millones de euros en ayudas públicas que Ceiss recibió en su día (las obligaciones convertibles contingentes conocidas como cocos) y a financiar la compra del 21% que el FROB mantiene en esa entidad (62 millones). El resto se destinará a reforzar la posición de capital y a fines corporativos generales.

Unicaja, que sustituirá al Popular como séptimo banco cotizado español, tiene 56.000 millones de euros en activos a 31 de marzo de 2017, con 1.259 sucursales y más de 3,1 millones de clientes. El 82% de sus oficinas está en sus regiones de origen, donde tiene importantes cuotas de mercado.