La reactivación económica de estos últimos ejercicios está permitiendo a Málaga afianzarse de nuevo como polo laboral de enorme atractivo para miles de trabajadores de otros puntos de España, principalmente de zonas de Andalucía. El mercado laboral malagueño generó el pasado año un total de 88.793 contratos de trabajo que tuvieron como receptor a personas que vinieron de otras provincias, la cifra más alta desde los inicios de la crisis allá en 2008, según los datos de movilidad laboral recogidos en el último estudio del Servicio Estatal Público de Empleo (SEPE), publicado hace unos días. El volumen de contratos de 2016, que superó en más de un 8% al del ejercicio precedente, se acerca ya incluso a niveles previos a la recesión (en 2007, el último del boom económico, hubo 91.000 contrataciones) y consolida una tendencia en la que Málaga gana de nuevo enteros como motor económico. En el periodo más duro de la crisis (años 2012 y 2013) los guarismos habían caído por debajo de las 60.000 contrataciones anuales.

El enorme peso de la Costa del Sol con toda su actividad turística se deja notar mucho en esta dinámica. De hecho, casi dos terceras partes del conjunto de contrataciones realizadas el pasado año en Málaga a trabajadores trasladados desde otras provincias (casi 58.000 contratos) se englobaron en el sector servicios, que incluye a segmentos como el turismo, la hostelería o el comercio. El segundo sector que más mano de obra atrae a Málaga es la agricultura, con 16.866 contratos. A continuación se sitúa la construcción, con 11.631 altas, y cierra la lista la industria, con 2.324 altas.

Respecto al perfil formativo de la mano de obra llegada a Málaga, las estadísticas del SEPE del pasado ejercicio revelan que el grupo ocupacional más amplio lo conformaron los trabajadores no cualificados (25.769 contratos). Citando los colectivos más significativos, le siguen en volumen los empleados de servicios de restauración, personales, protección y vendedores de comercios (21.863), los artesanos y trabajadores cualificados de industrias manufactureras y de construcción (11.052), los técnicos y profesionales de apoyo (8.800), los técnicos y profesionales científicos e intelectuales (8.013) y los operadores de instalaciones y maquinaria y montadores (6.873).

Con todas estas cifras, Málaga se sitúa como unas de las provincias españolas con mayor entrada de trabajadores de otras provincias. En concreto, está en la sexta plaza tras Madrid (424.776), Barcelona (228.690), Murcia (144.805), Sevilla (125.001) y Valencia (117.161).

Málaga es además una de las provincias españolas con mayor diferencia a favor entre los trabajadores que entran y los que salen. En 2016, los contratos de malagueños que se fueron a trabajar a otras provincias fueron 73.855, lo que arroja un saldo de movilidad laboral favorable de 14.938 contrataciones. A partir de estos números, Málaga presenta también el sexto mejor saldo de España tras los de Madrid (219.426), Barcelona (72.988), Baleares (48.204), Murcia (26.426) y Álava (23.041). Cabe recordar que muchas provincias arrojan saldos negativos, es decir, salen muchos más trabajadores de los que entran. En Cádiz, por ejemplo, el saldo fue de -57.353, en Toledo de -42.029, en Córdoba de -32.982, en Alicante de -27.043 y en Badajoz de -24.875 por nombrar las provincias con cifras más relevantes.

En cuanto a los flujos de entrada y salida de trabajadores, los mayores movimientos hacia Málaga proceden de Sevilla (17.426), Cádiz (16.680), Granada (11.974), Córdoba (10.700) y Madrid (5.583). Por su parte, los malagueños que salen fuera a trabajar lo hacen principalmente a Madrid (13.316), Sevilla (11.739), Granada (8.422, Cádiz (6.729) y Barcelona (4.902).

El SEPE define a Málaga como una provincia tradicionalmente receptora, con saldos favorables ininterrumpidos desde inicios de este siglo. La Confederación de Málaga (CEM) siempre ha destacado el papel de la provincia como locomotora económica de Andalucía, algo que también se refleja en el gran número de personas de otras provincias que llegan para trabajar. En 2016, el PIB de Málaga subió un 3% mientras que la media de la región fue del 2,9%.