Regina Camacho es abogada de profesión, además de secretaria de la asociación La Carta Malacitana, que se creó en 2008 con el objetivo de divulgar, fomentar y promocionar el patrimonio cultural y gastronómico malagueño. Ayer tuvo la oportunidad de participar en la segunda jornada de los Cursos de Verano de la Universidad de Málaga en Archidona, concretamente con la ponencia titulada «Normativa legal de la industria alimentaria». Dicha conferencia se enmarcó en el seminario denominado «La industria alimentaria: aplicación en la nueva cocina malagueña y andaluza».

¿La gente que trabaja en la industria alimentaria conoce la normativa lo suficiente?

Las nuevas normas siempre tienen un proceso de adaptación e información, pero la gente que trabaja en los sectores de industria alimentaria debe estar asesorada y cumplir una serie de requisitos, ya que sin ellos no podría estar operando. Pasan unos controles estrictos de sanidad, por lo que tienen que estar asesorados.

Por tanto, ¿qué es necesario potenciar en este sentido?

La normativa tienen que conocerla no solamente los profesionales sino también los consumidores. Deben saber cuáles son sus derechos de información. Además, en la actualidad es obligatorio cumplir el reglamento aplicado al etiquetado. En este sentido, las prácticas están siendo cada vez mejores pero también los consumidores tienen que saber cómo leer una etiqueta.

Quizá la información que más se busca en las etiquetas es la referente a los alérgenos. ¿Cómo se está evolucionando en este aspecto?

La evolución está siendo bastante positiva en lo que afecta a los consumidores que tienen algún tipo de alergia. Desde hace algún tiempo a esta parte determinados alérgenos, sobre todo los más vistosos como el gluten, se incluían de forma voluntaria en el etiquetado de los envases.

¿Se han llegado a ocultar ingredientes en una etiqueta con un objetivo de negocio?

Desconozco si se ha dado el caso o no. Lo que sí es cierto es que hay determinados productos elaborados como preparados, por ejemplo zumos que son preparados a base de lácteos y otros elementos. Leyendo la etiqueta no sabes realmente lo que estás tomando, si es un zumo de frutas o un batido. En este sentido, la legislación es clara al respecto: las etiquetas no pueden llevar a equívoco al consumidor, que tiene que saber claramente lo que se está tomando. Es más, si se dice que un producto tiene unas propiedades determinadas o que contiene un ingrediente determinante para el producto, en la declaración de ingredientes del etiquetado tiene que estar establecido el porcentaje exacto.

¿Qué consecuencias legales puede conllevar un mal etiquetado?

Un mal etiquetado puede conllevar a la retirada del producto o incluso a su reetiquetado.

Vemos muchos alimentos tirados en los contenedores tras cumplirse su fecha de caducidad, a pesar de parecer estar en buen estado. ¿Debe hacerse esto por ley?

Quizá esos productos sean aptos para el consumo humano. Ya se estableció una diferenciación entre fecha de caducidad y la de consumo preferente. Los yogures por ejemplo tienen una fecha de consumo preferente y no tienen fecha de caducidad. Eso no quiere decir que no se puedan consumir tras la fecha de consumo preferente. Son perfectamente válidos para el consumo, lo que pasa es que pueden perder propiedades nutritivas. Eso sí, un supermercado no puede poner a la venta productos que, aunque aparentemente estén en buen estado, tengan una fecha de caducidad pasada o cercana. Lo que se podría hacer es otro tipo de actuaciones como donaciones a bancos de alimentos o a personas que tengan unas necesidades determinadas. Pero en ningún caso pueden ser comercializados fuera de una fecha establecida.

De otro lado, viene representado aquí a La Carta Malacitana. ¿Qué objetivos tiene la asociación?

Uno de sus objetivos principales es poner la cultura agroalimentaria en el nivel que le corresponde. Que sea valorada en su implicación con temas como por ejemplo la salud. Además, queremos llevar el tema de la alimentación a los escolares y recuperar la gastronomía tradicional, que se estaba perdiendo.