­­Era Nochebuena y Francisco Andrade se preparaba para ir a cenar como cualquier otro año con su mujer e hijos. Minutos antes de abandonar la sede de la Policía Local de Málaga sonó el teléfono y arruinó los planes familiares. Recuerda que estaba esperando para coger los partes e irse con su familia cuando recibió una llamada de que tenían que ir a Ciudad Jardín a prestar un servicio. Una persona había prendido fuego a su casa y había cerrado todo por fuera. «Cuando llegamos allí, nos encontramos con que los bomberos no podían entrar porque el portón estaba cerrado. Salté sin pensármelo y abrí la puerta; llevaba una linterna y él se abalanzó sobre mí, intenté reducirlo dándole un golpe con la linterna y conseguí tirarlo, con la mala suerte de que consiguió asestarme una puñalada pero la hebilla del cinturón paró el golpe y todo quedó en un susto», recuerda Francisco Andrade, un policía local retirado cuya vivencia es un ejemplo más de una profesión sin horas y con riesgo.

Historias como las de Andrade se escriben página a página en la publicación de 175 años de Historia de la Guardia Municipal de Málaga -1842-2017 con la que el autor, el intendente mayor José Francisco Berruezo ha querido rendir homenaje a la labor de esta institución que vela por la seguridad de los ciudadanos. De hecho, Berruezo cuando presentó el libro destacó que la Guardia Municipal de Málaga fue la primera que se creó en España, al menos en las capitales de provincia, y explicó que emprendió la investigación porque no había ningún trabajo que recogiera la historia de la Policía Local y porque quería rendir homenaje a quienes han pasado por este Cuerpo.

Francisco Andrade o El niño, como lo conocen sus compañeros, se define como un policía de corazón. «Mi padre entró en 1946, era donante de sangre,le daban 50 duros y en aquellos tiempos con ese dinero comíamos todo el mes, aunque hacían falta ingresos extra», relata entre risas pero advirtiendo que cuando él entró el cuerpo la situación no era mucho mejor. «Cuando yo entré cobraba 973 pesetas, me acuerdo que mis amigos de la obra se reían de mi porque ellos cobraban eso en una semana, pero es que esto se lleva en el corazón y yo lo llevo en la sangre», relata visiblemente emocionado al recordar sus inicios en la Policía Local, cuerpo al que le ha dedicado con pasión -como confiesa- cuarenta y tres años de su vida.

Un servicio de 24 horas

Andrade explica que ser policía local es un servicio de 24 horas, es saber tratar con la gente allá donde vayas, hay saber cuando tener mano izquierda y uno debe tener un alto sentido de la responsabilidad. «Recuerdo una vez que me llamaron por que una pareja estaba discutiendo en su casa. Fui sin saber lo que me iba a encontrar y cuando llegué, descubrí que era una pareja normal y corriente discutiendo, así que cogí y me senté con ellos, le di dinero a su hijo para que les comprara una película y les insté a hablar tranquilamente las cosas», explica con casi toda clase de detalles como si aún siguiera sentado en el salón de esa familia.

Tal tuvo que ser de efectiva la conversación, que al poco tiempo se encontró a la pareja paseando por una calle y se sonrió al pensar que hace unos meses estaban discutiendo. «Ambos se acercaron para darme las gracias por lo que había hecho por ellos. Esas cosas son las que me hacían sentir bien», cuenta Andrade que vivió su profesión como un servicio público fuera cual fuera el problema.

El libro 175 años de Historia de la Guardia Municipal de Málaga -1842-2017, además de resumir la historia de este cuerpo, quiere brindar un tributo a todos esos agentes jubilados y en activo que día a día velan por la seguridad de la ciudad y procuran hacer más fácil la convivencia ciudadana en función de las normativas y ordenanzas municipales.

Precisamente el contenido de este libro centró la conversación de la reunión que mantuvieron el pasado jueves varios policías jubilados. Los expolicías Francisco Andrade, Juan Enamorado Martín, Miguel Rojas de Oña, Rafael Giral Pacheco (presidente de la Asociación de Jubilados de la Policía Local de Málaga) se reúnen cada semana en la sede de la asociación y esta vez tocaba repasar a viva voz la historia de la Policía Local, su historia.

Y nadie mejor que Francisco Andrade, hijo de policía local y padre de otro agente para hablar desde el corazón de esta profesión.

Toma la palabra el intendente mayor José Francisco Berruezo, autor del libro, para reafirmar que la Policía Local ha estado presente en los grandes momentos históricos tanto de Málaga como de España.

En sus memoria está aquella época en la que la policía no contaba con vehículo y «había que trasladar a los detenidos andando hasta la comisaría» o las tres pesetas que le echaban a la «máquina» cada vez que querían comunicarse entre ellos.

Otra historia la proporciona Miguel Rojas de Oña, que ahora dice que lo cuenta entre risas pero en aquellos momentos tardó varios días en que le pasara el susto. Rojas estaba de servicio y hubo un aviso de bomba. Cuando llegó al sitio se encontró con una granada que cogió con sus propias manos y tuvo que trasladarla a pie hasta el parque de artillería que se encontraba en Ciudad Jardín al no tener vehículo y no poder subir con una granada en el autobús.

Todos asienten y las historias y recuerdos se atropellan en torno a la mesa donde permanecen olvidadas unas fichas de domino que cada semana remueven al igual que lo hacen con sus memorias para buscar esas anécdotas.

En la sede de la asociación de una mirada uno puede hacer también un repaso visual de los 175 años de historia para ver desde el antiguo traje de gala hasta la imagen del «posturitas», como llaman los policías locales a esos compañeros que perfectamente ataviados dirigían el tráfico con elegancia desde una especie de pedestal. De hecho esa fotografía sirvió para llevarse el primer premio en el concurso profesional de Barcelona.

Y como toda historia tiene también su parte más sombría, como recuerdan los cuatro expolicías sobre sus compañeros fallecidos o que pese a estar al servicio de la ciudad de Málaga sólo reciben una felicitación en contadas ocasiones. Fue el caso a principios de los 70 de Leopoldo Duarte Benítez, que perdió la vida mientras estaba de servicio cuando trató de evitar atropellar a un peatón que cruzó por un sitio prohibido.

Pero prefieren no abundar en estos relatos y optan por otros como cuando los guardias municipales custodiaron el Ayuntamiento de Málaga la noche del 18 de julio de 1936, consiguiendo sofocar la sublevación militar mientras Málaga dormía ajena al ruido de sables.

El libro 175 años de Historia de la Guardia Municipal de Málaga -1842-2017 esconde en sus seiscientas páginas cientos de historias, de anécdotas, vivencias y explica también como ha ido evolucionado y profesionalizando la Policía Local de Málaga. Es también una forma de recuperar la propia evolución de la ciudad, de sus barrios, de sus gentes, pero todo bajo el prisma de un cuerpo de seguridad que reclama un poco más de reconocimiento social.

Andrade, Enamorado Martín, Oña y Giral Pacheco hojean con nostalgia el libro, pasan sus páginas y comentan cómo ha cambiado el cuerpo y sus funciones. « Ahora las cosas son diferentes , los policías de antes teníamos una preparación más de calle, ahora tienen una preparación más cultural, hay más leyes, más ordenanzas..., pero todo esto es maravilloso, es una profesión maravillosa, nuestro deber es servir a la gente, a los ciudadanos. Es lo bonito que tiene nuestro día a día, ayudar a nuestros vecinos cuando existen problemas».

El 8 de febrero de 1842 nacía la Policía Local de Málaga y comentan con cierta malicia que si «el posturitas» supiera que hoy saldría su fotografía en un periódico de Málaga quizás hubiera posado mejor para la foto.

Para terminar de cuadrar el círculo, quizás la nieta de Andrade complete una saga familiar de policías y entre a formar parte de una nueva edición del libro.

Un libro homenaje

175 años de Historia de la Guardia Municipal de Málaga es un trabajo de dos años de exhaustiva y compleja investigación del intendente mayor José Francisco Berruezo. El libro está estructurado por orden cronológico y enmarcado en las distintas etapas de la historia de España y los acontecimientos vividos en la ciudad desde el siglo XIX hasta nuestros días y cuenta con varios anexos donde se recoge la relación de los 48 jefes y los 27 segundos jefes de la Guardia Municipal.

El libro contiene información sobre las armas reglamentarias con las que ha contado el cuerpo; la evolución de la uniformidad; las funciones; los reglamentos que ha tenido (1842, 1848, 1852, 1856, 1870, 1919, 1926 y 2000).

Además se narran las historias de los diez policías locales muertos en acto de servicio en este período, el último fue José Luis Herrera Gálvez, fallecido el 16 de noviembre de 1987 cuando intentó desarmar a un individuo que estaba disparando con una escopeta de aire comprimido a los transeúntes en la avenida Carlos Haya.

Uno de los primeros servicios documentados fue la participación, junto a los Bomberos, en el traslado y custodia de los restos del general Torrijos y sus compañeros desde el cementerio de San Miguel hasta el obelisco de la plaza de la Merced.

Esta historia junto a otras como el cambio de nombre a Guardia Municipal en 1952 y al actual de Policía Local en los años ochenta del pasado siglo; la incorporación de la mujer a sus filas en 1982; la colaboración con bomberos o la creación de las unidades de caballería y motorizada aparecen en un libro que ayuda además a conocer mejor la historia de la ciudad de Málaga