Daniel Pérez, nuevo portavoz del grupo municipal del PSOE, dio ayer una rueda de prensa en la calle Alcazabilla para presentar a su nuevo equipo de trabajo en el Ayuntamiento. Acompañado por el resto de concejales, Pérez fue preguntado por si optará a ser candidato a alcalde en las próximas elecciones de mayo de 2019, a lo que contestó que ahora, lo que se ha elegido, «es un portavoz para liderar la oposición y en esa clave voy a trabajar». «Todos los militantes podrán presentarse y votar y cuando lleguemos a ese momento se decidirá quién encabeza la candidatura», dijo.

La puesta en escena fue inmejorable: en calle Alcazabilla, flanqueado por sus concejales, entre ellos el también número tres del PSOE-A, Francisco Conejo. Aunque su discurso sobre la alcaldía fue una suerte de «ahora no toca», la apuesta del partido parece clara a falta de escuchar a las distintas sensibilidades socialistas (pedristas, susanistas y críticos). Preguntado por un posible pacto de gobierno con otros grupos de la oposición de izquierdas para desalojar al PP de la alcaldía, sostenido ahora por Ciudadanos, Pérez ha ofrecido diálogo, pero en estos momentos eso «no está sobre la mesa». «Primero la ciudad, y ahí es donde estaremos». Igualmente, rechazó pronunciarse en varias preguntas sobre si encabezará las listas del PSOE en las municipales.

Recordó el trabajo de sus antecesoras en el cargo, María Gámez y María del Carmen Moreno, así como a la exviceportavoz, Estefanía Martín Palop, ahora alto cargo de la Junta. Aseguró que la vocación del PSOE es la de ser «un partido de gobierno» y reconoció que el alcalde, Francisco de la Torre, ha hecho una buena gestión en algunas cosas, pero su gestión ha ido dirigida a «beneficiar a unos pocos». Su idea es «mejorar» y gestionar para todos.

Así, en clave de ciudad, explicó que el Centro ha experimentado un cambio abismal, pero Málaga necesita transformaciones. «Las necesitaba hace dos años pero Ciudadanos pactó con el PP para que nada cambiase. Ese pacto no ha servido para nada, ha sido negativo. No merecemos un PP que sea tapón para los grandes proyectos», reflexionó, para poner como ejemplo de esa gestión popular el edificio del Astoria, los terrenos de Repsol, el proyecto del Guadalmedina o la «confrontación» continua con la Junta a cuenta del metro. «Ha faltado diálogo y sobran fotos», aseveró.

No en vano, aseguró que la inversión en los barrios ha caído drásticamente, porque el PP ha gobernado de «espaldas a las barriadas»; también consideró poco razonable que los bomberos lleven más de 120 días de encierro «ante la pasividad municipal» o el déficit de más de 250 policías locales, «otro tapón del PP». Afirmó que defenderá las reivindicaciones de ambos colectivos.

Ofreció «diálogo y talante» a todos, en «un pleno dividido en el que cada voto cuenta: es importante que nos unamos para cambiar las cosas y cambiar la Málaga en la que vivimos en la que queremos vivir», para insistir en que los vecinos de los barrios son «de primera», como los del Centro. «Tiendo mi mano al resto de la oposición para que vean en este grupo un aliado, que escuchen la voluntad de cambio; por delante de nosotros están Málaga y los malagueños».

Tuvo palabras también para las decenas de miles de parados de la capital, y exigió al Ayuntamiento que obtenga fondos para crear empleo, dinero que «deniega el Gobierno central». También aludió a la necesidad de rescatar a los ciudadanos, a aquellos que no pueden pagar su casa, la luz o el agua. «Hay que destinar partidas para el rescate ciudadano», señaló, para dirigirse después a los 3.000 trabajadores del Consistorio: «No vamos a desmantelar los servicios públicos, como sí ha hecho el PP. Estaremos a su lado».

Sobre el by pass de Almodóvar del Río, para unir por Alta Velocidad Málaga y Sevilla, precisó que el PP debe «optar por una línea que una ambas capitales» en el menor tiempo posible, de forma «rápida y funcional» y criticó la propuesta del Gobierno, «ridícula e insegura».