­El exministro de Justicia Francisco Caamaño dijo ayer que España no está aún preparada para implantar el federalismo y abogó por reformar la Constitución, especialmente en lo que respecta a la organización territorial del Estado porque es un proceso que se ha cumplido y ya «ha muerto».

Caamaño, que participó en Marbella en los cursos de verano de la Universidad de Málaga (UMA), afirmó que en España «hay una enorme intoxicación conceptual» en torno al federalismo, cuya «forma de entender la igualdad es muy difícil de transmitir a la mentalidad de los ciudadanos de la vieja Europa».

«España no está preparada para el debate territorial, llevamos los últimos 200 años sin ser capaces de arreglar nuestras cuestiones territoriales, entre otras razones porque hemos sobredimensionado los conceptos de soberanía y nación», indicó el catedrático de Derecho Constitucional.

En la actualidad, «tenemos un debate muy nuestro, muy emotivo, porque el problema de los nacionalismos es la emotividad con la que llegan a los receptores los mensajes políticos, y hace que sea muy difícil gestionar acuerdos sensatos y equilibrados», señaló.

«El único sistema que ha conseguido con el paso del tiempo producir integraciones compensatorias entre identidades distintas se llama federalismo, pero no el federalismo cooperativo de ejecución, que es el que tenemos en Austria o en Alemania, sino el federalismo competitivo de los Estados Unidos y, en gran medida, de Australia o Canadá», apuntó el exministro.

Según Caamaño, España necesita dar un «salto conceptual» para entender que la mentalidad del federalismo es que existen Estados con leyes y derechos distintos porque «se basa en la idea de que no hay mejor igualdad que la buena gestión de la diferencia».

«Aquí protestamos si en Andalucía hay una norma en las escuelas que es distinta a la que exista en la Comunidad de Madrid o en Galicia», apuntó el catedrático, quien subrayó que, sin embargo, en Estados Unidos «hay pena de muerte en un Estado y en el de al lado no la hay».

«Este salto de mentalidad es el problema profundo que tenemos cuando queremos ordenar nuestro debate territorial», aseveró el exministro socialista.