Si a la solitaria estatua del malagueño Salomón Ibn Gabirol se sumaran las de todos los sabios que vivieron en la Málaga musulmana, la explanada de la calle Alcazabilla recordaría la de los guerreros de terracota de Xian. Y no es una exageración. El malagueño Virgilio Martínez Enamorado (Casabermeja, 1965), profesor asociado de la Universidad de Málaga, recuerda que la reciente Enciclopedia de Cultura Andalusí recoge más de 250 intelectuales relacionados con la Málaga andalusí, «de los que 120 son nacidos en Málaga».

Además, precisa que se trata de intelectuales de los que ha quedado obra escrita, «porque luego hay muchos sabios de los que no hay constancia de obra escrita, y en ese caso podríamos estar hablando de unos 400 o 500 sabios a lo largo de todo el desarrollo de la Málaga andalusí».

Esta perspectiva tan desconocida por muchos malagueños, que a lo sumo reconocen como su paisano al filósofo Salomón Ibn Gabirol, es lo que ha llevado al profesor a comisariar en el Museo del Patrimonio de la Ciudad (Mupam) la exposición Malaqa. Ciudad del saber, que fue inaugurada el pasado 14 de junio y permanecerá abierta hasta el 24 de septiembre.

El director del Mupam, el académico de San Telmo Elías de Mateo, destacó que se trata de una propuesta «fantástica» que ofrece un punto de vista del Islam «que conviene difundir y conocer».

El comisario de la muestra recuerda al respecto que Málaga fue la cuarta ciudad de todo al-Andalus en relevancia intelectual «y uno de los principales centros del Occidente musulmán».

Después de Córdoba, Sevilla y Granada vendría la Málaga andalusí. Pero, ¿por qué adquirió esa importancia? El historiador destaca, para empezar, los ocho siglos de historia andalusí, algo que no ocurre con Sevilla y Córdoba. «Esto dota a la ciudad de un contenido cultural importantísimo. Es una ciudad muy conectada con el Magreb y el Oriente, con un puerto marítimo muy abierto a todos los flujos intelectuales».

El puerto de Málaga, además, se convierte en la segunda mitad del siglo XII en el principal de al-Andalus, y toma el relevo de Almería, que en 1145 «es tomada por pisanos, genoveses y catalanes y entra en declive».

Pero además, entre esos más de 250 intelectuales con obra escrita, tres de ellos tienen todavía en nuestros días una proyección mundial. Se trata del conocido filósofo judío Salomón Ibn Gabirol, del botánico malagueño al-Baytar y del escritor e historiador Ibn al-Jatib, que aunque nació en Loja, «estuvo vinculadísimo a Málaga». Precisamente, este autor del siglo XIV escribió un opúsculo titulado Paragón entre Málaga y Salé, en el que en la comparación, la ciudad magrebí de Salé resulta mal parada, mientras que de Málaga escribe que cuenta con tantos hijos ilustres «que no se puede rivalizar con ellos, ni disputar acerca de su fama (...) Tantos son que el ancho circo es estrecho para contenerlos».

Y en otra obra, dice de Málaga que es «madre de ciudades (...) y jardín del mundo».

El profesor llama la atención sobre el periodo de mayor esplendor intelectual, los siglos XII al XIV, y en concreto, «entre 1150 y 1350» cuando en la ciudad coinciden «una pléyade de personajes absolutamente excepcionales».

Prueba de toda esta actividad es la fundación de la primera madrasa o escuela islámica de al-Andalus, que la erige el malagueño sufí al-Sahili en el siglo XIV «al occidente de la mezquita mayor, anterior en unos 10 ó 15 años a la madrasa de Granada».

Como curiosidad, con esta escuela se topan los castellanos tras tomar la ciudad en 1487 y allí instalan el primer Ayuntamiento o cabildo de la Málaga cristiana. El historiador recuerda que los castellanos, desconocedores de lo que era una madrasa, hablan «de una pequeña mezquita que estaba aneja a la mayor y que tenía celdas con un portero». Las celdas eran las habitaciones de los estudiantes.

Virgilio Martínez Enamorado apunta también a que, con toda probabilidad, existió un taller de escribanos del Corán, al menos desde el siglo XIII, puesto que se conservan cuatro coranes realizados en la ciudad.

Por cierto que cuando llegaron las tropas de los Reyes Católicos, Málaga contaba con 53 mezquitas, entre mezquitas y oratorios y ya a partir del siglo XII había como mínimo cuatro mezquitas mayores: la principal, sobre la que luego se levantaría la Catedral; una segunda en la Alcazaba; otra en el arrabal junto a la Puerta de Granada y una cuarta en el arrabal al otro lado del río, en lo que hoy es El Perchel.

Lo que no muchos conocen, y la exposición incluye un grabado de 1770, es que hasta finales del XVIII estuvo en pie el alminar de la mezquita mayor, adaptada como campanario de la Catedral, hasta que fue demolido.

La muestra deja constancia de la riqueza intelectual de la ciudad pero también de su vida diaria, con piezas arqueológicas como una jarra nazarí de loza dorada, técnica que dio fama a la ciudad: En una obra de siglo XIV Málaga es definida como «la casa de la cerámica dorada».

Pero quizás la pieza más llamativa, por la fusión de culturas que simboliza, sea un fragmento de tinaja del siglo XI, localizado en aguas de Estepona, con una decoración en la que aparecen entre otros motivos las famosas arpías, los animales fantásticos de la mitología griega.

En el apartado documental se muestran textos musulmanes y castellanos. De los primeros, el libro del alfaquí (doctor o sabio de la ley) de Cútar, una miscelánea que incluye textos esotéricos y de los cristianos, los nuevos dueños de la ciudad, varios libros de las actas capitulares y legajos del archivo de la Catedral, entre otros.

Para Virgilio Martínez Enamorado, el desconocimiento generalizado de los ocho siglos de periodo musulmán en Málaga se debe a varios factores, entre otros «la lengua árabe, que ofrece un problema de partida, por su descodificación y traducción» pero también por esa damnatio memoriae «hacia todo lo que signifique islámico, porque no se ha integrado en nuestra historia española, ha sido algo ajeno a nosotros, un rechazo».

El historiador confía en que exposiciones como esta permitan dar a conocer aspectos tan valiosos como la vida intelectual de una ciudad andalusí que tuvo varios siglos de oro: Málaga.