Málaga es la provincia española con mayor índice de tentativas de fraude a las aseguradoras con bastante diferencia sobre la segunda de la lista. Así lo estiman los datos de Unespa, la asociación empresarial que agrupa las entidades aseguradoras de España, cuyo ranking lideran de forma aplastante los malagueños con una ratio de 1.379 casos de tentativas detectados por cada 100.000 habitantes. Ahí es nada frente a los 927 de Alicante, los 855 de A Coruña o los 853 de Murcia.

Concretamente, el año pasado y en números globales, la provincia registró unos 22.500 intentos de fraude al seguro, la mayoría de ellos relacionados con seguros personales, de salud o accidentes, que sumaron unos 14.000. Les siguen los relacionados con el automóvil, con 5.700, y por último los de seguros diversos (hogar, comercio y responsabilidad civil), que fueron unos 2.800. Según el responsable de Prevención y Lucha contra el Fraude de Unespa, Miguel Ángel Vázquez, los datos con los que cuentan son una estimación, con Málaga como única provincia por encima de los mil intentos de fraude por cada 100.000 habitantes, aunque dibujan la situación actual en este ámbito, que, como en otros casos, también se ha visto afectado por la crisis. Según Vázquez, la mala coyuntura económica, se experimentó un aumento del fraude ocasional, cometidos por personas que pasan por una situación complicada y que creen que pueden tratar de salir de ella intentando un fraude al seguro. De ahí que los intentos de fraude relacionados con el hogar y con pequeños robos se situasen como los más habituales. No obstante, Vázquez incide en que un síntoma de que la crisis económica comienza a ceder es que vuelven a ser más los fraudes relacionados con el automóvil, que tradicionalmente se han situado en primer lugar por ser los seguros más numerosos.

El responsable de Unespa no cree que haya una pauta geográfica en cuanto a los territorios más defraudadores en España. «Es bastante difícil definir las causas de que una provincia tenga más intentos, tiene que ver con el perfil del asegurado, con la actividad económica que se dé más, con que haya más presencia del sector servicios... No creo que dentro de España haya una sociedad más defraudadora que otra», asegura.

Esta versión coincide con la de Tóvar Hernández, abogado y presidente de la Asociación de Abogados de Víctimas de Responsabilidad Civil (Adevi), quien según su experiencia «cuando la gente tiene trabajo reclama menos». Tóvar, que asegura que la asociación lucha contra el fraude en los dos sentidos (el del usuario a las aseguradoras y viceversa), explica que en Adevi se desentienden inmediatamente de todos los casos que no huelen bien: «Hay veces que el denunciante se contradice constantemente o no recuerda bien su posición en el momento de su accidente». También destaca el aumento de incidencias en torno a la tecnología, sobre todo con los móviles. El abogado asegura que casi todo el mundo tiene un buen teléfono y la idea de que puede conseguir fácilmente una buena cantidad de dinero. Sin embargo, la situación se les vuelve en contra cuando se demuestra que han usado el móvil tras la denuncia o cuando el dispositivo se localiza. «Hay muchos que acaban denunciados por denuncia falsa y por la tentativa de fraude», añade. Aunque Hernández no cree que haya un perfil muy definido de este tipo de defraudador, afirma que en ocasiones se topan con clientes con un conocimiento de causa y «una soltura propia de quien ya ha reclamado siete u ocho veces».