En su actual encargo de traducción ha tenido que explicar en una nota un tipo de cereales que se come en el Cáucaso y cómo se llama el clásico abrigón caucasiano con cartuchos. «Un aparato de notas, porque quién sabe, abres un poco la puerta para que alguien entre en esa cultura y a lo mejor diga: ¡Ah, esto me apasiona!», explica.

Jacinto Pariente (Málaga, 1972) es uno de los pocos traductores de inglés que hay en España y que además es experto en el mundo musulmán, todo un valor añadido porque, como explica, demasiadas veces se ha topado «con el Corán mal citado, nombres de personas por lugares, tradiciones por personas, hombres por mujeres...».

Cinco semanas le ha llevado la última de sus traducciones, Basti, para la editorial Armaenia. Se trata de una obra del novelista y ensayista paquistaní Intizar Husain (1923-2016) que constituye un espléndido fresco histórico de los primeros lustros del Pakistán independiente -hasta 1971- y que Armaenia ha querido publicar en el 70 aniversario de la partición entre la India y Pakistán, que se conmemora este verano.

Considerada una obra maestra en Pakistán, para el traductor malagueño Basti habla «de la búsqueda del espacio interior, de la patria interior, es un poco unamuniano, una novela además con cinco voces narrativas diferentes».

Profesor de español para extranjeros, por medio de la Agencia Española de Cooperación Internacional enseñó español durante tres años en dos universidades de Pakistán. Allí le sorprendió el 11-S, colaboró con la corresponsal de TVE, Rosa María Calaf, y descubrió el interés de muchos pakistaníes por la cultura española.

Conocedor de la India y Oriente Próximo, deslumbrado por Irán, ha complementado diez años de estudios sobre el mundo islámico con un trabajo en una librería madrileña especializada en Asia, cerrada por la crisis.

Con el paso del tiempo, Jacinto Pariente ha ido leyendo todo lo que ha caído en sus manos sobre literatura de países musulmanes, hasta convertirse en descubridor de talentos, en autor de informes para editoriales, al tiempo que jóvenes autores del mundo islámico le envían sus textos.

A su juicio, «debemos interesarnos por el Islam porque vivimos un momento en el que estamos condenados a entendernos y somos un país privilegiado, por su huella islámica, para demostrar la famosa convivencia andalusí».

El traductor malagueño tiene en sus manos un tercer trabajo para la editorial madrileña Armaenia -la mencionada novela sobre el Cáucaso- y para final de año es posible que se embarque en una novela sudanesa.

Habla con pasión de un novelista iraquí «que es como Sábato en Irak» y de la efervescencia cultural del mundo musulmán: «Hay raperas con hiyab, grafiteras que van con sus hermanos, artistas conceptuales, fotógrafas, narradoras, músicos y en muchos de esos países es gente que se la juega».

Jacinto Pariente quiere seguir descubriendo y traduciendo joyas literarias de países islámicos y, ahora que el mundo está al alcance de la mano, continuar ejerciendo su trabajo en Málaga. Su próxima meta: aprender farsi, la lengua de Irán.