La paciencia y destreza del arquitecto y colaborador de La Opinión, Luis Ruiz Padrón, ha hecho posible que en un mismo dibujo estén representadas las principales chimeneas supervivientes de la Málaga industrial; la primera de ellas, la de La Malagueta, acompañada por la antigua sede de la Hidroeléctrica del Chorro que en la última comisión de Urbanismo todos los partidos han decidido proteger.

«La edición nueva permite actualizar alguna cosilla que a mí, personalmente, se me había quedado en el tintero, como las chimeneas, la Málaga industrial, a la que le tengo mucho apego», comenta el autor.

El dibujo de las chimeneas es una de las novedades que exhibe la particular edición de Málaga. Cuaderno de viaje, publicada originalmente en 2014, de la editorial malagueña Loving Books. Se trata de un cuaderno con vistas y detalles de Málaga dibujados al pie de la calle y en directo por Luis Ruiz Padrón, corresponsal en Málaga del movimiento mundial de los Urban Sketchers, los dibujantes que salen a la calle a plasmar las ciudades.

El cuaderno cuenta ahora con una edición propia para la librería Mapas y Compañía, de la que en esta sección hablamos hace dos semanas con motivo de su 15º aniversario.

El ilustrador malagueño Alejandro Villén, el responsable de Loving Books, que lleva ocho años en el negocio editorial, dice no conocer en este tiempo ningún caso de un libro editado en especial para una librería de Málaga. «A nivel nacional se ha hecho para la Fnac», apunta.

El editor detalla que en esta iniciativa se han juntado «una editorial pequeña como es la mía y una librería pequeña como la de Cuqui Bravo, pero los dos estamos orientados a libros que le gustan a la gente, que son de buena calidad y que se venden a la larga. Vi los datos de Mapas y Compañía y salían muy bien las cuentas».

Y esas cuentas permitieron, de paso, editar de forma conjunta una tercera edición del cuaderno, además de la edición especial para Mapas y Compañía, una librería que a juicio de Alejandro Villén cuenta con una ventaja: «A la clientela de aquí le gusta definirse como clientela de Mapas y Compañía, así que si le das un objeto que le identifique más con la librería, funciona con esa doble vertiente de libro representativo de la ciudad y de la librería».

Por este motivo, precisa, la edición cuenta con un lomo dorado y guardas que representan los globos que cuelgan del establecimiento. Además, en la contraportada Luis Ruiz Padrón ha dibujado la librería desde una de las dos cristaleras de la calle Compañía.

Otra de las novedades ha sido la inclusión de un dibujo del Pompidou, que como recuerda el editor, «cuando salió el libro no se había abierto todavía».

En total, de las tres ediciones, más la especial para Mapas y Compañía, Alejandro Villén calcula que se llevan vendidos unos 3.300 ejemplares, «y estamos hablando de un libro local que sólo se vende en Málaga».

Para Luis Ruiz Padrón, «es muy satisfactorio que, en cierta manera, quienes lo compren se identifiquen con una visión personal de Málaga, con una visión muy subjetiva».

Esa visión subjetiva del autor también incluye llamadas de atención, como cuando dibuja la manzana de Hoyo de Esparteros, donde irá el Hotel de Moneo, un proyecto al que se opone Luis Ruiz Padrón. En el mismo sentido, confía en no tener que dibujar algún día el proyectado rascacielos del puerto: «No es una decisión que está suficientemente madurada ni se ha justificado su necesidad». El arquitecto apunta que, el semicírculo que forma Málaga hace que «todas las miradas converjan en el mismo punto», donde se proyecta el hotel.

Sus dibujos también alertan de la sobreexplotación turística, por eso destaca que en el cuaderno defiende «una ciudad que no es perfecta, con sus contradicciones, un poco caótica pero auténtica, y creo que eso es lo que está más amenazado, el ser una ciudad mestiza, rebelde pero con mucha personalidad».

Luis Ruiz Padrón no cree que se trate «de una cuestión de nostalgia», sino de reivindicar rincones como la Casa de Guardia, Calzados Hinojosa o los puestos del Mercado de Atarazanas, como «signos muy distintivos», así como «esos espacios de convivencia que caracterizan a la ciudad mediterránea», porque «si todo se convierte en franquicia, no sé qué interés tiene».

En cuanto a la técnica de sus dibujos, no es otra que salir a la calle y pintar con rotulador y acuarelas un motivo de la ciudad. Para este reportaje, Luis Ruiz Padrón deja por unos momentos Mapas y Compañía, se coloca frente a la fachada del antiguo Parador de San Rafael y lo inmortaliza, león incluido. En total, quince minutos. Y como siempre, sin esbozos previos a lápiz ni trabajo posterior en casa. Los Urban Sketchers dibujan siempre en riguroso directo.

Cuqui Bravo, dueña de Mapas y Compañía, confiesa que se emocionó cuando Alejandro Villén le propuso esta edición. «El cariño está por encima del lado comercial pero es que además, funciona», sonríe.

Como explica el arquitecto malagueño, el lector medio del cuaderno es variadísimo. «Ha habido estudiantes extranjeros que se lo llevaban de recuerdo, malagueños que se iban a trabajar fuera y las familias se lo mandan y algo que me conmueve: el padre que se lo quiere regalar a sus hijos, como un legado de esa Málaga en la que ellos nacieron».