Pese a que los bloques de Alegría de la Huerta proyectan sus formas geométricas rectas y ofrecen vistas excepcionales de Málaga, puede decirse que el suelo es pura abstracción: la que provocan las mil y una manchas de variedad de sustancias derramadas por sus calles. Mari Carmen, limpiadora de los locales donde se encuentran las asociaciones de vecinos y de amas de casa lo tiene claro: «El barrio está hecho una porquería». Ella misma tiene que realizar parte del trabajo que no hace el Ayuntamiento y cada día limpia una zona bastante amplia delante de los locales, para evitar que la porquería siga avanzando, porque como explica, «si no, al final te viene todo aquí». Y si se topa con un charco de pipí, explica que le echa lejía.

El problema, declaraba ayer, es que la parte en la que se encuentran estos frecuentados locales está más baja que el resto de la calle, «y por aquí nunca pasa la barrendera».

Mari Carmen habla junto a una escalera que, pese ser las 11 de la mañana, luce negra como la noche. Justo en ese momento pasa una vecina mayor con un andador, quien confiesa que a cada paso teme resbalarse por la acumulación de agujas de los pinos.

El rincón que a diario se encarga de adecentar la limpiadora, y que no está incluido en su trabajo, es un buen síntoma de la falta de limpieza que luce la Alegría de la Huerta.

Pero otro par de símbolos son las piernas de Mariano, vecino del barrio, que muestra cómo las tiene asaeteadas de ronchas por las picaduras de las pulgas. «Me siento muchas tardes en un parquecito y mira cómo tengo las piernas», se lamenta.

El parquecito en cuestión es una plaza ajardinada en la calle Villafranca de los Caballeros y como explica, conoce a otras dos personas a las que les han picado las pulgas: «A una señora y a un muchacho», apunta. Al estar tan céntrico es además uno de los espacios más transitados.

Mariano aprovecha para lamentar que el Ayuntamiento haya dejado atrás la práctica de baldeos generales. «Antes, empezaba por arriba, terminaba por abajo y baldeaba todas las calles, pero calculo que eso ya no lo hace desde hace dos o tres años», señala. Este vecino puntualiza que otra cosa son los baldeos aislados de una calle o una placita, pero la Alegría de la Huerta necesita, subraya, una limpieza más a fondo.

Cristóbal, por su parte, un vecino que vive en la Alegría de la Huerta desde 1980, cuenta cómo, hace unos días, vio varias ratas mientras paseaba con su nieto por la calle y aprovecha para lamentar la suciedad, que él también cree que es generalizada, aunque Mariano también lamenta que haya vecinos que tiran las bolsas de basura a la calle.

Respuesta del Ayuntamiento

El concejal de Medio Ambiente, Raúl Jiménez, negó ayer que el barrio no se baldee desde hace tanto. «La última vez fue en febrero y me dicen que le toca después de Parque del Sur, donde se está baldeando según lo planificado». El concejal precisó que el baldeo llegará «la semana que viene».