Dieciocho personas han sido detenidas en una operación contra la trata de seres humanos desarrollada en Málaga, Madrid y Barcelona en la que 15 mujeres (5 de ellas menores de edad) víctimas de explotación sexual han sido liberadas. Entre los arrestados, la mayoría en prisión, se encuentra la presunta cabecilla de la organización, una mujer de Nigeria de 30 años detenida en la barriada de la Palmilla y acusada de captar y explotar a las víctimas.

Según informaron ayer el subdelegado del Gobierno en Málaga, Miguel Briones, y el comisario provincial, Francisco López, la investigación arrancó hace ahora un año gracias a dos denuncias anónimas al teléfono 900 105 090 en las que sendos ciudadanos alertaron de que varias menores estaban ejerciendo la prostitución en las inmediaciones del polígono Guadalhorce, en Málaga capital. Finalmente, en un operativo desarrollado en la capital, Hospitalet de Llobregat (Barcelona) y en los municipios madrileños de Fuenlabrada y Leganés se detuvo a toda la organización y se liberó a las víctimas, algunas de ellas adolescentes que apenas alcanzaban los quince años de edad.

La red, con una fuerte infraestructura en Europa (Italia, Alemania y Austria), captaba a sus víctimas entre potenciales inmigrantes de los estratos sociales más vulnerables de Nigeria a las que prometían trabajos de peluquería en Europa. Una vez seleccionadas y reclutadas, la investigación ha determinado que las chicas eran sometidas a rituales de vudú, yuyu o magia negra para doblegar su voluntad. A partir de aquí, las víctimas eran trasladadas a Europa vía aérea o incluso en patera a través de las costas italianas. Una vez en España, la organización les comunicaba la deuda contraída, entre 10.000 y 20.000 euros, y que en ocasiones aumentaba en conceptos de castigos. Esta deuda, según los investigadores, se afrontaban con jornadas maratonianas ejerciendo la prostitución en la calle con horarios que podían ir desde las 17.00 horas de la tarde y las 5.00 de la madrugada.

El comisario provincial destacó la gran complejidad de la investigación por la poca colaboración de las víctimas, sometidas a un gran aislamiento y control por parte de sus captores, y la dificultad de trabajar con la policía nigeriana. De hecho, los agentes sólo han conseguido que declarara una de las mujeres liberadas, que vivían encerradas, incomunicadas, en condiciones de