Segundo artículo de Carlos Jiménez, uno de los tres investigadores malagueños de la Universidad de Málaga que están en una expedición de investigación de los efectos del cambio climático en el archipiélago noruego de Svarbald. Su relato nos sirve para conocer el día a día de los investigadores muy cerca del Polo Norte. Aquí puede leer el primer artículo.

"Los días se van sucediendo vertiginosamente ya que el trabajo nos tiene totalmente ocupados. Muchas horas de laboratorio, de donde solo salimos para comer y dormir. Estos primeros días son de mucha actividad, ya que aparte de instalar todos los aparatos en los laboratorios, hay que calibrarlos y probarlos, para asegurarnos de que funcionan correctamente. El jueves pasado recibimos las dos primeras especies de algas que estudiamos, de manera que estamos plenamente involucrados en la realización de los experimentos. Como ya mencioné anteriormente, nuestro interés se centra en este momento en conocer cuál es el estado metabólico de las algas en las distintas épocas del año (comparando el período de oscuridad prolongada del invierno, con los de transición de primavera y otoño y la luz continua del verano). Por otra parte, determinar cómo un aumento de temperatura afectará en el futuro a algunas de las especies más representativas del ecosistema marino ártico.

Pero, hemos tenido tiempo de celebrar el comienzo de la Feria de Málaga a nuestra manera. Eli y Conchi organizaron el viernes una fiesta en la "Caza Azul" (la estación alemana en la que residimos). Como son muy previsoras, y viendo que la Feria de Agosto se la iban a perder este año, se fueron de compras por Málaga antes de volar hacia aquí, y se trajeron varias botellas de vino Cartojal, jamón del bueno, lomo, chorizo, salchichón, queso de cabra malagueño, "regañás", aceitunas, etc. Todo estaba buenísimo, y nuestros amigos noruegos, alemanes, polacos, franceses, que no están acostumbrados a productos tan singulares y de tanta calidad, dieron buena cuenta de lo que se les puso por delante. No faltaron un par de abanicos, ni las sevillanas y malagueñas para amenizar el ambiente. Todo fueron alabanzas y agradecimientos muy efusivos. Eso sí, nada de "pescaíto" ni de fuegos artificiales. De todas formas, como es permanentemente "de día", no se hubieran visto los fuegos. Algunas de las fotografías que acompañan este relato fueron tomadas a la 1 de la madrugada, así el lector se puede hacer una idea de a lo que me refiero al hablar de que siempre es "de día" y que no hay oscuridad o noche.

Desde hace una semana hay un oso polar por los alrededores de la base. Nosotros no lo hemos visto, ya que no hemos salido de la misma; aunque a veces los osos polares, que no entienden de carteles en los caminos o en las playas, se adentran en la base. En internet se pueden encontrar vídeos de algunas incursiones de osos polares aquí en Ny-Ålesund. Son animales peligrosos (aunque generalmente no son agresivos y prefieren evitar al ser humano), y por ese motivo hay una estrictas medidas de seguridad que todos debemos respetar. Ya mencioné en alguna ocasión que para salir de los límites de la base debemos llevar un rifle y una pistola de señales; además, todas las construcciones tienen sus puertas abiertas, ninguna se cierra con llave, para en caso de necesidad poder refugiarnos en el lugar más próximo. Igualmente, casi todos llevamos una radio portátil (tipo walkie-talkie) por la que dar aviso en caso de avistar un oso. Mi compañero de habitación tuvo que dejar hace un par de días de tomar muestras en una ensenada próxima por la presencia del oso. Estuvo rondando toda la tarde, pero cuando se acercó a unos 100 metros tuvieron que abandonar el lugar. Otra compañera, una estudiante de doctorado chilena, Coté, que trabaja en Alemania, estaba buceando para recuperar un experimento que había empezado en marzo; al retornar a la superficie se quedó petrificada cuando los compañeros le dijeron que saliera rápidamente del agua que había un oso polar cerca. Los osos se alimentan principalmente de focas, y en esta época las focas han emigrado hacia el Norte, por lo que les cuesta encontrar comida. No es algo que te puedas tomar a broma, porque en los últimos años han habido algunos ataques en Svalbard, con fatales consecuencias, a turistas que no tomaron suficientes precauciones o no siguieron las estrictas medidas de seguridad. Y hablando de osos polares y cambio climático, este animal es de los más afectados por la reducción del hielo y el aumento de temperatura, y su supervivencia está realmente amenazada. Los osos polares nacen en invierno, durante la hibernación de las hembras. Al nacer son realmente muy pequeños, y durante los meses que están en la guarida de hielo con sus madres, aumentan rápidamente de tamaño, lo que les permite afrontar las condiciones climáticas exteriores al llegar el deshielo. Sin embargo, al producirse el deshielo varias semanas antes de lo que lo hacía en el pasado, muchos oseznos no han alcanzado el tamaño suficiente como para poder seguir a sus madres al salir al exterior. Y no sobreviven.

Bueno, hora de seguir trabajando. Finalmente hemos hecho una salida de la base. Una corta excursión en bicicleta a apenas un par de kilómetros de distancia a recoger muestras de suelo para que Eli y Sergio analicen los radioisótopos, y muestras de plantas de la tundra para que Conchi analice su capacidad de incorporación de carbono (CO2). Y por mucho que lo intentemos, seguimos sin acostumbrarnos a los horarios de las comidas: almuerzo de 12.20 a 1, y cena de 4.50 a 5.30. Ufff, ¡¡¡difícil para malagueños en agosto!!!"