­El portavoz de Málaga para la Gente, Eduardo Zorrilla, preguntará en el próximo pleno cómo se pondrá fin de forma definitiva a los malos olores en la desembocadura del Guadalmedina y si se ha previsto alguna actuación o terminar la obra inconclusa que en su día se acometió, algo que la coalición de izquierdas exige. También preguntará Zorrilla qué solución se le va a dar al vertido de vertidos de aguas residuales al cauce del río en los aliviaderos existentes en el último tramo, cuánto se ha gastado Emasa en retirar lodos y qué soluciones contempla para estas cuestiones el Plan Especial del Guadalmedina, cuya redacción se ha adjudicado recientemente a una empresa. El problema, explica Zorrilla, es que los malos olores persisten.

Tras tres años, los vecinos siguen «quejándose de estos malos olores y creen que la situación ha servido para poco o nada, ya en la actualidad tienen que soportar la misma situación, aunque Emasa envíe vehículos y operarios de vez en cuando para succionar los lodos y limpiar un poco esos fondos». Además, añade Zorrilla, se quejan de que a fecha de hoy aún se viertan aguas residuales al río a través de los aliviaderos existentes en ese tramo del cauce del río urbano.

En septiembre de 2014, recuerda Zorrilla, Urbanismo recepcionó las obras para acabar con los malos olores en la desembocadura del río y pagó íntegramente las actuaciones, pese a quedarse a la mitad. Ya trasladó entonces su grupo una moción que contenía las quejas vecinales por la «actuación chapucera» en el tramo final del río. «Según los vecinos afectados, esta actuación sólo era un parche y una solución provisional para que sea más fácil limpiar, pero que no resuelve los problemas, ya que tras la misma se seguía acumulando fango y continuaban los malos olores, y porque las obras sólo llegaron hasta el final del puente del Carmen», dice el portavoz. Destaca Zorrilla que hubo discrepancias entre Urbanismo y Emasa, ya que el primer departamento emitió un informe técnico contrario al proyecto elaborado por la empresa «para poner fin al hedor enterrando con tierra y hormigón la parte final del cauce, actualmente con agua».

La obra ejecutada finalmente, la que proponía Urbanismo, añade, «mantuvo intacta la lámina de agua en la desembocadura, extendiendo hormigón sobre el suelo de rocas para facilitar la retirada de los lodos que acumula y que motivan los olores». Sin embargo, ese proyecto, «ya de por sí deficiente y chapucero», se quedó a la mitad porque se acabó el dinero «por sobrecostes en la ejecución, principalmente a causa de una avería en la draga utilizada por la adjudicataria y el elevado coste de su sustitución, lo que impidió continuar con la totalidad» de la obra. La empresa que optó a la licitación, OHL, «ha dejado el proyecto a medio camino».