José Seguí es uno de los grandes arquitectos malagueños de las tres últimas décadas. Autor de edificios emblemáticos de Málaga como el Hotel Miramar o la Ciudad de la Justicia, que cumple ya diez años, ahora ha desarrollado otra innovadoras apuesta como el hotel del lujo del Puerto, un proyecto que puede transformar la urbe, algo que no está exento de críticas. En esta entrevista, analiza los temas que marcarán la agenda urbanística de la capital en los próximos años.

Usted ha diseñado el hotel de lujo del Puerto. ¿Qué consecuencia habrá para Málaga si no se ejecuta?

En principio, no se contempla la posibilidad de que no se ejecute porque estamos cumpliendo fielmente todos los requisitos legales que este proceso exige, tanto con el concurso público de la licitación para la concesión administrativa que convocó la Autoridad Portuaria como en todos los filtros de las tres administraciones públicas del Ayuntamiento , Junta de Andalucía y Gobierno central. Es cierto que resulta un proceso muy complejo y lento, pero entiendo que necesario por el rigor que ello exige. Respecto a las posturas en contra que usted me indica de colectivos ecologistas y determinados grupos políticos, es entendible que en un proyecto tan excepcional se produzcan estas opiniones negativas, aunque también habría que reconocer que creo son más las opiniones a favor expresadas por una amplia mayoría de los grupos políticos y entidades sociales y empresariales de la ciudad que apoyan decididamente el proyecto.

La principal crítica se refiere a la contaminación del skyline de la ciudad. ¿Qué responde a eso?

Hay una cierta confusión en el concepto del impacto visual del skyline al que usted se refiere. El paisaje de la ciudad como percepción visual tiene su base analítica en la estética y la cultura urbana, sin embargo la ecología es una disciplina científica sobre el medio natural. Es evidente que cualquier intervención que se realice en la ciudad, el proyecto tiene ese impacto en base a las condiciones del lugar y a su entorno. El lugar en donde se ubica el hotel es una plataforma marítima recientemente construida dentro del recinto portuario y su entorno más inmediato son las grúas y silos industriales del Puerto, así como los grandes cruceros que atacan en dicha plataforma. En su lejanía está la ciudad, con el fondo visual del conjunto de la torres de la Malagueta, la Torre de la Equitativa, Gibralfaro y otros edificios con los que se relaciona en su distancia. Por ello, su altura es menor de la que nos hubieran permitido, precisamente por atender a esas relaciones del paisaje que nos exigía encontrar la escala adecuada de la torre con su entorno y, desde luego, no de un rascacielos que por su propia configuración arquitectónica tienen una mayor escala.

¿Pueden cansarse los inversores si no se les da pronto una respuesta?

Es cierto que los trámites son complejos y difíciles, porque se trata de una actuación singular que requiere mayores controles administrativos de este complejo proceso en el que están implicadas cuatro administraciones como son la Autoridad Portuaria, Ayuntamiento, Junta de Andalucía y Gobierno central, lo cual lo hace necesariamente muy riguroso. Por ello, sería conveniente centrar el debate en el necesario conocimiento del mismo y de sus reglas de juego con toda su rigurosidad y evitar alusiones que no se soporten en ese obligado rigor administrativo. Mientras el proceso se desarrolle en estos principios creo no hay motivos de cansancio sino de respetuosa espera.

¿Cuándo está previsto que se inicie la construcción?

La construcción comenzaría en el momento que finalizaran todos los trámites administrativos de este proceso. El proyecto está suficientemente definido para que una vez finalizados dichos trámites se comenzara su construcción que prevemos de una duración aproximada de algo más de dos años.

Se ha instalado una fuerte corriente de opinión conservacionista, como ocurrió en el caso del hotel de Moneo. ¿Qué opina de ella?

En el caso del hotel de Moneo, me he pronunciado a favor de su construcción simplemente porque creo que lo que se sustituye no tiene el valor suficiente como para poder dejar de plantear una mejor alternativa urbana y arquitectónica como es la propuesta del arquitecto Rafael Moneo. En nuestro caso de la Torre del Puerto es diferente, ya que el suelo es el resultado de una reciente ampliación del recinto portuario rodeado de diques de defensa con alturas que impiden la contemplación del mar y, actualmente, como uso de aparcamientos de la nueva Estación Marítima de Cruceros. Por otro lado, el suelo portuario colindante con la ciudad se está transformando en la mejor oferta turística y de renovación urbana que se ha producido en la ciudad desde la época del Marqués de Larios. En este contexto urbano portuario, creo que la operación del hotel es planteable desde su capacidad por mejorar los objetivos de cualificación urbana y políticas turísticas del Puerto y de la ciudad.

Usted ganó el primer premio del concurso de ideas del Guadalmedina. Abogó por no embovedarlo y hacer una actuación menos agresiva, más verde. ¿Qué le parecen las premisas sobre las que Urbanismo quiere actuar en el río?

Nos invitó la Gerencia a participar en este último concurso, al igual que a otros equipos técnicos, pero renunciamos a presentarnos porque entendimos que la convocatoria era errónea desde su concepción. Ya hubo otro concurso anterior, y desde luego con un jurado más amplio y representativo de todas las partes implicadas en las decisiones del río, y ganamos el primer premio apostando por el río en su relación con la ciudad y no al margen de la misma, como ahora parece que se ha hecho. Recuerdo que nuestro principio de «más rio, más ciudad» obedecía al objetivo ineludible de integrar la huella del río con su ciudad y evitar el embovedado como en aquella época se sugería. La solución de este último concurso de puentes- plaza puede acabar en un semi-embovedado en donde el río queda al margen de la ciudad, al igual que en esta ocasión han quedado las instituciones responsables del río al margen del concurso, cosa que no ocurrió en el anterior concurso que ganamos.

¿Dejará de ser el Guadalmedina alguna vez el río que nos separa?

No entiendo que después de aquel importante esfuerzo colectivo del primer concurso en donde todas las administraciones locales, autonómicas y estatales, así como instituciones públicas, privadas y sindicales participaron en un amplio debate que coordinó la Fundación Ciedes consensuando una solución, se haya vuelto a convocar un nuevo concurso huérfano del apoyo de muchas de aquellas instituciones y, por tanto, quizás condenado a la imposibilidad de su realización al no haberse desarrollado aquellas ideas que apostaron claramente por integrar el río con su ciudad. El Guadalmedina es la gran asignatura pendiente para los próximos años, al igual que el Monte de Gibralfaro y el frente del litoral de la ciudad. Conjuntamente los tres conforman el más potente paisaje de la ciudad.

Ya pasada la resaca de la manzana del Astoria, ¿qué análisis hace de lo sucedido? ¿Quién o qué, desde su punto de vista, hizo que Banderas desistiera?

El caso de la manzana del Astoria ha sido para mí uno de los temas más lastimosos que he vivido. Nos presentamos al concurso de ideas con un potente equipo técnico para intentar ubicar en esta manzana lo que durante diez años hemos venido buscando en distintos lugares de la ciudad para el centro de Artes Escénicas de Antonio Banderas. Se trataba de un concurso de ideas que no comprometía la adjudicación pero sí el compromiso de cubrir cuatro aspectos que se consideraban imprescindibles, como eran la devolución del costo del suelo que el Ayuntamiento había invertido, el uso predominante cultural, la conservación de los restos arqueológicos del subsuelo con un espacio dedicado a Picasso y la garantía de la viabilidad económica de la operación, que la asumían la empresa Starlite y el propio Antonio Banderas, dejando abiertas las condiciones urbanísticas a las exigencias de los usos culturales que se plantearan y que se tramitaría posteriormente. Creo que fue la única propuesta que cumplía mejor esos requisitos, y en todo caso se trataba de una consulta para el siguiente concurso de adjudicación de la concesión administrativa. Sorprendentemente no se interpretó así y hubo algunas minorías políticas municipales que, secundados por redes sociales y algún medio de difusión, organizaron una campaña de confrontación contra el proyecto que nos llevó a todos a desistir de continuar en el mismo. No se trataba de tener la «piel fina», como se ha dicho, sino de la imposibilidad de continuar ante tanta difamación injustificada.

¿Tiene futuro esa zona sin estar usted en el proyecto o considera que sólo con un plan como el presentaron puede tener perspectivas de éxito el Astoria?

Lo he dicho en varias ocasiones: personalmente desearía que este proyecto tuviera su viabilidad para cualificar este importante lugar que estratégicamente se sitúa entre la Plaza de la Merced y el Paseo-Salón de la Alcazabilla, con la Alcazaba, el Teatro Romano y la Aduana como referencias más inmediatas. Esta responsabilidad de actuación en este mágico espacio urbano debería respetar rigurosamente las cuatro exigencias que anteriormente le indicaba. En caso contrario, si sería un motivo justificado para pedir responsabilidades quizás a quienes impidieron la oportunidad de hacerlas realidad en el concurso de ideas.

¿Es infinito el modelo de ciudad de los museos?

Ha sido para Málaga un logro muy importante poder conseguir los grandes museos que actualmente ofrece a sus habitantes y visitantes. Los museos forman parte de una estrategia cultural muy acertada y, por tanto, más que un modelo yo diría que forman parte de esa estrategia general cultural para la ciudad. Estoy seguro de que este desarrollo cultural continuará en un futuro precisamente motivado por estos importantes equipamientos, y otras iniciativas de carácter cultural seguirán añadiéndose a este circuito. Tengo noticias de fundaciones privadas que desean instalarse en la ciudad por su atractivo cultural, así como un importante proyecto de carácter docente profesional que busca su oportunidad en esta ciudad por su importante empuje cultural.

¿Hacia dónde debe crecer Málaga?

Creo que el PGOU de 1983 dejó muy definidas las zonas de crecimiento de la ciudad por el litoral oeste y el Valle del Guadalhorce, y pienso que aún siguen teniendo plena validez. Teatinos y el litoral oeste fueron los dos sectores claves que redefinieron el orden del crecimiento de la ciudad para un largo futuro, y estoy convencido que también fueron sus dos grandes aciertos en la definición de su crecimiento y que aún hoy permanecen vigentes.

¿Bajo qué parámetros urbanísticos, según su punto de vista, debería regirse la ciudad en los próximos años? ¿Nos faltan arquitectos innovadores en la capital?

La ciudad ha tomado ya otra dimensión que rebasa su propia escala urbana y aparece la escala territorial con todas sus exigencias urbanísticas. Es difícil que se sigan intentando resolver los problemas urbanísticos desde las clásicas figuras de los planes generales porque rebasan sus propias delimitaciones. Dentro de la ciudad hay muchas ciudades, que a modo de fragmentos conforman su estructura, que no es homogénea. Respecto a su pregunta de la falta de arquitectos innovadores, tendría que reconocer que la calidad profesional ha mejorado sustancialmente con la presencia de la Escuela de Arquitectura en Málaga, que sería deseable fuera en un futuro una importante plataforma para la innovación en la formación.