Un grupo de jubilados malagueños que participaba en un viaje organizado en Cantabria se vio ayer fuertemente afectado por una fuga de gas detectada en un hotel de playa del pueblo de Isla, en Arnuero, a unos 45 kilómetros de Santander. El escape, presuntamente ligado al fallo de una caldera, provocó la hospitalización de ocho de los mayores, cinco de ellos en estado de gravedad, y desató una gran conmoción en el establecimiento, donde también se hospedaba una excursión de niños ingleses. La mejoría se va produciendo poco a poco, aunque dos se encuentran todavía muy graves.

Según la información de los servicios sanitarios, un total de 32 adultos y 17 menores fueron trasladados al hospital santanderino de Valdecilla. Entre esas 49 personas, se encuentran las cinco que están graves y que permanecen en la Unidad de Cuidados Intensivos, mientras que otras 20 están en observación y 7 han sido dadas de alta. Los 17 menores de nacionalidad británicas han sido ya dados de alta tras ser atendidos en el área de urgencias pediátricas.

En el Hospital de Laredo fueron atendidas, en un principio, 45 personas, aunque dos de ellas fueron trasladadas posteriormente a Valdecilla, y de las que llegaron a ese centro, 26 han sido dadas de alta y 17 están leves, en observación.

El suceso se produjo a las 8.30 horas, cuando la mayor parte de los 43 excursionistas de Málaga se encontraban dentro del establecimiento. Algunos, en el comedor, y otros, en sus habitaciones, como es el caso de dos de los matrimonios cuyo pronóstico reviste mayor gravedad. El otro turista de los cinco que permanecen en la UCI, tuvo, incluso, que ser reanimado antes de subir a la ambulancia, en las dependencias del edificio.

Precisamente, la tardanza en incorporarse al desayuno de unas de las parejas de viajeros fue lo que puso a todos en alerta. Una vez informados, los responsables del hotel comprobaron que ambos se hallaban en sus dormitorios, aunque confusos por la inhalación y cercanos a la inconsciencia.

El establecimiento, alejado de todo núcleo urbano, en la playa de La Arena, cuenta con tres plantas, en la segunda de las cuales se alojaban los dos matrimonios ingresados. Los niños ocupaban las habitaciones de la parte baja del inmueble. En total, casi un centenar de personas tuvieron que ser asistidas. Entre ellas, los monitores que viajaban junto a los menores y un número indeterminado de sanitarios y de trabajadores del hotel.

De acuerdo con los primeros indicios, el origen de la fuga, que está siendo evaluada por los especialistas, estuvo en el deficiente funcionamiento de la caldera, que falló en el proceso de combustión, lo que hizo que se liberara el monóxido de carbono, filtrado a los dormitorios a través de los conductos de ventilación.

Diversas autoridades del Gobierno cántabro como el consejero de Presidencia, Rafael de la Sierra, al igual que el alcalde de Isla, José Manuel Igual, se desplazaron al establecimiento, donde brindaron ayuda institucional a los afectados. La administración autonómica ha habilitado un sala de atención para familiares en el hospital Valdecilla, además de una línea de teléfono para proporcionar información (942 319 400).

El hotel Campomar, donde se produjo el escape, pertenece a una conocida familia de la zona. Los excursionistas fuera de peligro, a los que se separó del resto con una lona para evitar que contemplaran los traslados y la intervención sanitaria, serán reubicados en otro establecimiento hasta que se determinen las causas del accidente y se restablezca la seguridad.

Las escenas de nerviosismo vividas en Isla tuvieron su correlato también en Rincón de la Victoria, localidad de la que provenían la mayoría de los excursionistas de Málaga. Según confirmó ayer este periódico, se trataba de un viaje organizado por dos asociaciones locales de mujeres, Azalea y Amuaxa.

Una portavoz que forma parte de ambos colectivos, Maribel Lezcano, explicó que la excursión había partido a principios de semana. Y que una de las afectadas es Carmen Espinosa, la responsable de la agencia contratada. Antes de la medianoche del jueves, los familiares habían sido informados ya del estado de los afectados y algunos incluso habían hablado con ellos. «Están aturdidos hasta los menos graves, pero todos están ya fuera de peligro», explicaron a La Opinión.

Horas después del rescate, los especialistas que participaron en la evacuación y asistencia a los heridos tuvieron que entrar de nuevo al edificio en busca de medicamentos y documentación.