Será complicado. Como mínimo, mucho más de lo que lo ha sido durante el resto del año. La inercia, en teoría, es la misma. Pero el invierno se presume un escenario especialmente complicado a la hora de hacer cálculos. Luis Callejón Suñé, presidente de la Asociación de Empresarios Hoteleros de la Costa del Sol (Aehcos), asegura que el destino parte en la temporada baja con un objetivo similar al del conjunto de 2017: mantener un crecimiento, aunque sea liviano, respecto al pasado ejercicio.

De momento, el repunte medio acumulado apunta a una subida entre 1,5 y 2 puntos en relación al exitoso curso anterior, el de los récord. Sobre las opciones reales de trasladar la subida al trimestre más flojo, el que se inicia en noviembre, Callejón tiene sus reservas. Aunque, ni mucho menos, se da por vencido antes de tiempo. «Ésa es nuestra ilusión», sostiene. La diferencia, no precisamente menor, es que mientras que en el resto de la temporada un repunte de ese tipo supone una mejora histórica, en invierno son mucho más prudentes los fastos. Es más, incluso rebasando en un punto esa cantidad se seguiría estando frente a una campaña francamente mejorable.

La meta, dada las circunstancias, es otra: y tiene que ver con que el invierno no empañe los resultados generales del año, que se antojan espectaculares. Fundamentalmente por el comportamiento del turismo internacional, todavía al alza.