El mercado laboral está confirmando en este 2017 un nuevo repunte en cuanto a ritmo de contratación y, tras un verano muy productivo en el segmento turístico, muestra a estas alturas del año cifras incluso mejores que en los años del boom económico, aunque eso sí, con una calidad en el empleo generado inferior a la de aquellos ejercicios. A falta de un cuatrimestre para el cierre del ejercicio, la cifra de contratos firmados hasta el mes de agosto en Málaga supera los 509.000, con un incremento del 8% en relación al mismo periodo del año anterior, según los datos del Observatorio Argos de la Junta de Andalucía. La cifra rebasa además a la registrada en los ocho primeros meses de los años 2006 y 2007 (casi 500.000 en el primer caso y 465.000 en el segundo), que fueron los últimos ejercicio de bonanza antes del estallido de la crisis.

El actual volumen de contratación queda no obstante marcado por la mayor precariedad que presentan estas nuevas contrataciones, como vienen denunciado de forma reiterada por los sindicatos. La altísima tasa de temporalidad, el extendido recurso a la jornada a tiempo parcial y una gran rotación de trabajadores por los mismos puestos de trabajo dominan el mercado malagueño de una forma todavía más intensa que antes. Sólo el 6,6% de los contratos firmados en la provincia en los dos primeros cuatrimestres de 2017 (casi 34.000) son indefinidos. Cabe recordar que hasta 2006 entre el 10% y el 12% de las contrataciones llegaron a ser indefinidas, un porcentaje que a año a año fue bajando a raíz de la crisis.

Tiempo parcial

Otro elemento que muestra esa mayor precariedad laboral es el creciente peso de la jornada a tiempo parcial en las nuevas contrataciones, ya sean temporales o indefinidas. Los contratos por horas representan este ejercicio alrededor del 40% del total de los que se han firmado en Málaga (un porcentaje bastante parecido al de los dos anteriores años) cuando antes de la crisis esa tasa anual no superaba el 25%. Los sindicatos CCOO y UGT afirman que en la mayor parte de los casos, estos contratos a tiempo parcial no responden a una elección del trabajador (que podría buscar esta modalidad, por ejemplo, para conciliar vida familiar o laboral), sino porque las empresas no están ofreciendo contratos a tiempo completo. Según explican fuentes sindicales, lo peor de todo es que estos contratos esconden en algunos casos situaciones de fraude laboral, ya que un trabajador puede tener un contrato de tres horas al día y terminar echando ocho. En segmentos como la hostelería, la contratación a tiempo parcial puede suponer en algunos meses incluso el 60% de las altas en el sector.

Este escenario de escasa calidad del empleo se completa con el creciente peso de los contratos de corta duración dentro del conjunto de la contratación temporal. Si antes de la crisis el porcentaje de contratos temporales con una duración inferior a un mes que se firmaban en Málaga era del 56% del total, ahora se acerca al 70%.

Los empresarios, por su parte, admiten que la calidad de los contratos es mejorable y aseguran que la estabilidad de las contrataciones aumentará a medida que la recuperación económica se afiance.