«Yo siempre he andado de puntillas y me caía y me levantaba; desde los tres años, pero conforme aumenta la edad el cuerpo entero se queda afectado», cuenta Adela Martín. Esta vecina de Campanillas de 48 años tiene paranomasia, una enfermedad degenerativa que le está arrinconando cada vez más en su casa, porque salir de ella, en la calle Almojarifazgo, es una odisea.

«He llegado a estar un mes sin salir de casa», cuenta. Adela, que se paga su propio fisioterapeuta, hace un par de años que debe usar andador para desplazarse. Y eso, siempre que pueda salvar los obstáculos de una acera escalonada y que se interrumpe de forma abrupta, así como los coches aparcados de forma continua delante de su vivienda.

«Como ya me conocen, les pido que me dejen un huequito entre los coches para poder salir», cuenta con una sonrisa.

En 2015 pidió al área de Movilidad que reservara una plaza de aparcamiento para discapacitados delante de su casa, para así poder bajar y subir del coche sin necesidad de sortear coches y escalones.

El área de Movilidad le respondió por carta que por la estrechez de la calle y con una sola acera no había la distancia mínima a la fachada y no se podía implantar la plaza reservada. Además, indicaba Movilidad, no se puede aparcar en calles en la que el ancho de la calzada «solo permita el paso de una columna de vehículos». Y sin embargo, los coches aparcados no dejan salir a Adela, por eso sigue pidiendo una plaza y, en cualquier caso, reclama al Ayuntamiento una solución.

Muy cerca de Adela, en la calle Hortensia, vive María Leiva, de 91 años. María, que antes andaba con la ayuda de un andador, se rompió la cadera y ya no puede prescindir de la silla de ruedas. Las colas de coches por la presencia de una panadería cercana han convertido en un problema la salida de casa, que realiza con la ayuda de sus hijas, Merche y Victoria. Las dos piden una rampa de acceso, porque tienen que sortear un escalón para bajar a su madre. La petición la hicieron al distrito el pasado mes de junio.

«Aprovecho que al lado está el vado de un coche para bajarla por ahí pero a veces ponen hasta cuatro coches y no se puede», explica Merche. Por su parte Victoria, la otra hija de María, señala que «lo principal, es que el Ayuntamiento ponga una rampa para que pueda salir». «Yo al alcalde sólo le pido una acera llanita», apunta María con una sonrisa.

Carmela Fernández, presidenta de la asociación de vecinos de Campanillas, señala que está apoyando las dos reivindicaciones de estas vecinas, «porque en Campanillas, movilidad, cero».

Respuesta del Ayuntamiento

Elvira Maeso, concejala de Campanillas, informó ayer a este diario de que, con respecto a la petición de una plaza de discapacitado junto a la casa de Adela Martín, «se va a poner en manos de Accesibilidad y Urbanismo para su estudio», una vez que fue denegada por técnicos de Movilidad por la poca anchura de la calle.

Y con respecto a la rampa que pide María Leiva, informó de que «el técnico de Accesibilidad ya lo visitó y comprobó que el problema es la anchura de la acera, por lo que se están estudiando posibles soluciones junto con Urbanismo y Movilidad».