«Esto es un orgullo para mí, más que nada para que desaparezca esa idea que había en El Perchel de incultura. Vamos a ir convenciendo poco a poco al público de que esto no es un centro para tocar una guitarra flamenca y hacer cuatro encajes de bolillos, de que presentamos algo más, para que el público se impregne de la vida cultural», comenta Tomás Zarza, presidente de la Asociación de Vecinos del Perchel.

Además de ofrecer una veintena de talleres, la asociación de vecinos quiere transformar el centro ciudadano de calle La Serna, a pocos metros de la iglesia del Carmen, en un punto cultural de primer orden en Málaga.

«Queríamos darle la mayor amplitud posible, así estamos haciendo que, mientras en otros colectivos se va perdiendo a los jóvenes, aquí estamos logrando que la edad se vaya rejuveneciendo, precisamente por los jóvenes», destaca el dirigente vecinal José Rivas, uno de los principales responsables de este cambio.

A escena

Y como ejemplo, el malagueño Mel Rocher, actor y director de teatro, que ha formado a actores por medio mundo. «Mi idea es formar un teatro estable, un espacio organizado para que la gente sepa que los fines de semana puede ir a ver teatro de calidad», explica.

Hasta ahora, más de veinte personas reciben clases de teatro, entre ellas, «actores profesionales que buscan perfeccionamiento y otros que no han hecho teatro en su vida», cuenta el profesor, que también resalta la parte social de su labor con personas mayores, «porque el teatro es un arte de repetición y es trabajar las posibilidades cognitivas, la memoria».

Mel Rocher está convencido de que se irá formando un público todos los fines de semana. «Eso se hace con el tiempo y ofreciendo calidad», resalta.

Orquesta Malagueña Sinfónica

Cuando vivía en Londres, al cántabro Nahum Canoura, maestro de profesión, le fascinó la existencia de orquestas formadas por músicos no profesionales. Como él mismo cuenta, «soy violinista, estudié ocho años, tengo nivel para poder tocar en una orquesta sinfónica pero como no tengo el título profesional, sería imposible».

Cuando lo destinaron a Málaga como profesor, vio que era posible montar una orquesta como las de Londres. «Me dije: ya que estoy aquí, vamos a intentarlo». Y el caso es que el intento no pudo salir mejor porque, formada en marzo de este año, en junio ya ofrecieron primer concierto.

En la Orquesta Malagueña Sinfónica, que dirige Alejandro Santiago, hay desde adolescentes que estudian en los conservatorios de Málaga hasta músicos de 50 y 60 años que vuelven a tocar los instrumentos de su juventud, así como profesionales que tocan gratis «porque les ha encantado el proyecto».

Nahum Canoura informa de que cuentan ya con instrumentos en todas las secciones, «salvo el fagot y algunos instrumentos de percusión». También necesitan violines y violas.

Como destaca, la idea también es «alejarnos del elitismo que rodea la música clásica, porque mi idea no es tener un director que te trate mal por tocar un compás».

Coro Spiritum Vitae

Uno de los integrantes de la orquesta es el malagueño Alfonso Magaz, que toca el violonchelo. Locutor jubilado de RNE especializado en música clásica, Alfonso Magaz lleva 30 años dirigiendo coros y confiesa que cuando pisó por primera vez el centro de calle La Serna vio que era «el sitio perfecto, porque hay una infraestructura y está en el centro de Málaga», así que, además de tocar en la orquesta, decidió montar el coro Spiritum Vitae.

El primer día, cuenta, acudieron dos personas y ya van por 45. «Entre 30 y cuarenta y tantos es la cifra ideal, si te pasas de 60 ya no mejora», comenta.

Alfonso Magaz destaca que la calidad del coro «va a dejar a la gente con la boca abierta» y eso que, al contrario que en otras formaciones, no cierran la puerta a nadie con bajo nivel. «Hay dos niveles y según vayan aumentando de nivel, pasan al siguiente. Aquí entra todo el mundo». Entre los objetivos, ofrecer calidad musical, dar una oportunidad a todo el que quiera y colaborar en eventos sociales.

Lírica Dictum

Formada entre Málaga y Suiza, la soprano Claudia Teruel, nacida en El Perchel hace 27 años, ha querido trasladar al centro de calle La Serna -en el que con 9 años asistía a clases de pintura- la afición por la música clásica que en Suiza está tan extendida.

Su proyecto se llama Lírica Dictum, y en una primera fase ofrece conciertos didácticos, «con atrezzo y vestuario», para fomentar el conocimiento de la lírica, la zarzuela, la ópera, el lied, el oratorio... Como subraya, hay muchos conciertos didácticos para niños, pero se piensa menos en los adultos que no han podido aficionarse a la música clásica.

El estreno ha sido este año en el Antiguo Conservatorio María Cristina lleno de público, con una selección de La Traviata y La Bohème, y la guía de un narrador que iba explicando el argumento, hablaba de los compositores y explicaba «qué querían transmitir los compositores con esa historia». El Perchel ya es un barrio cultural.