¿Qué sintió cuando le propusieron ser el pregonero del Carnaval de Málaga 2018?

Me paralicé. El presidente me lo propuso y me quedé blanco. Creía que era una broma. No tenía ningún sentido... Echando la vista atrás, en la gestión de este presidente, sólo han pregonado la fiesta gente de los grupos. Parecía su política y la ha cambiado conmigo. Me tomé unos días para pensarlo, porque no lo veía claro pero como malagueño no puedo decir que no a eso. Sería una irresponsabilidad. Dije que sí porque, por supuesto, soy un enamorado de mi ciudad y la sola idea de poder hablar de una de las fiestas más importantes de Málaga me llena de orgullo.

¿Alguna vez se había planteado que sería pregonero del Carnaval de Málaga?

Jamás en la vida. Sobre todo viendo el histórico. Gente del mundo del famoseo hasta hace unos años y actores de las agrupaciones de carnaval en los últimos. La verdad es que sigo pensando en que es una locura pero he vivido muchos carnavales en la calle, enfrente de los grupos, disfrutando, preguntándole a Merchán dónde estaba el hombre bala; dando el coñazo a Zumaquero o disfrutando con los grupos de Pariente. Te hablo de murgas, pero también he ido detrás de la comparsa de los Gallego para ver a José Andrés en sus años, o detrás del Chinobi para escuchar su guitarra.

Para los que no le conozcan. ¿Cuál ha sido su papel en el Carnaval de Málaga en los últimos años?

Cualquiera que haya salido en una agrupación lo sabe. Llevo más de diez años entre bambalinas con la radio. He hecho carnaval con la Ser (y se lo he contado a toda Andalucía) y la Cope, y he escrito en este periódico. No he hecho ningún mérito para ser pregonero, eso lo tengo claro, pero como te he dicho antes: sería una irresponsabilidad como malagueño decirle que no a un honor (y una responsabilidad) como éste.

¿Qué significa para usted esta fiesta?

Amistad. Sobre todo amistad. Y pasar buenos ratos en el Alameda y en la calle. El Cervantes me parece demasiado serio. La fiesta para mí es ver a Curro o Kisko y tomarme una cerveza mientras cantan, o seguir el estribillo de David Santiago en una esquina. Por ejemplo, vivir el carnaval con Jorge, redactor de La Opinión, fue una cosa única. Nadie puede pasarlo mejor en carnaval que nosotros dos hace tres o cuatro años. Eso es para mí. Escuchar y pasarlo bien con los amigos.

¿Cuándo y cómo llega al carnaval?

En los años 90, con 10 o 12 años. Enrique Gutiérrez me mete el gusanillo. Él me aguantaba unos diez días al año en primavera y me enseñaba muchas cosas del carnaval. Él me despertó el interés. Luego llegó el Buda, Edu, y me volvió loco. Escuchaba sus repertorios con casi un año de antelación, me dejaba cassettes de los grupos que no conocía. Y entonces la radio me hizo pasar de ser un oyente a ser un participante activo. Eso de contar a la gente que estaba en casa lo que había encima del escenario fue algo especial.

¿Cuáles son para usted los puntos fuertes y los débiles del carnaval de Málaga?

Los fuertes están claros: la ciudad, la gente y los que creen y trabajan por esto. Por ejemplo, gente como Toni Vertedor, David Delfín y Carlos Murante. Los débiles: que la Junta de Andalucía no crea en nuestro carnaval como producto turístico. Eso y que haya gente que, dentro de la fiesta, prefiera destruir lo bueno a seguir aportando. Como aficionado me apena.

¿Es más de murga, comparsa, coro o cuarteto?

Depende de la época del año. Soy de escuchar repertorios de comparsa enteros en Navidad. Y lo mismo en verano murgas. La verdad es que tengo la buena costumbre de escuchar carnaval de Málaga a diario. Ya te digo, depende del estado de ánimo lo mismo me escucho el PTL que Entre las flores o La Era de Acuario.

¿Calle o teatro?

Calle. Me lo paso mucho mejor. En el teatro estoy trabajando. Prefiero salir a la calle con mis amigos. Disfrazados de lo que sea. Esas noches con Julián Zarco en la plaza de Mitjana no me las quita nadie. O en la Merced con los de Rute. Siempre, siempre calle.

¿Qué valoración le merece la gestión de Rafael Acejo al frente de la Fundación?

No creo que sea mi labor ponerle nota al presidente de la fundación. En cuanto a mi ámbito de conocimiento (la comunicación y el marketing), creo que ha dado un empujón importante, sobre todo a partir de la labor que hizo Juan Navarro. Es verdad que echo en falta que se modernice la institución con nuevos patronos, espero que no tarde mucho.

Después de su nombramiento como pregonero se leyeron algunas críticas en Twitter sobre su elección tildándole de demasiado novato en la fiesta para llevar a cabo el reto de ser pregonero. ¿Qué opina sobre esto? ¿Cómo ha llevado las críticas?

En cuanto a las críticas, llevan razón. Al lado de gente que lleva toda su vida, yo sólo llevo en esto 15 ó 20 años como aficionado. Y lo de soportar la crítica, el carnaval es libertad, si alguien no acepta las críticas es su problema.

El periodista con sus crónicas suele ser uno de los que más críticas se lleva. ¿Cómo valora usted la labor de los medios en esta fiesta?

Hay de todo. Desde aficionados que escriben con conocimiento a periodistas formados que escriben sin apenas saber de qué. Pero no coincido contigo. Un periodista en carnaval tiene una labor única y preciosa. Contar lo que ha visto, transmitir sentimientos. Es uno de los géneros periodísticos más bellos, el de la crítica de arte. Lo que pasa es que hay quien no se cree que el carnaval sea arte y produce crónicas como churros. Si lo haces así sí es difícil.

Usted además de carnavalero es también cofrade.¿Son compatibles estos dos mundos?

Preguntar si son compatibles estos mundos a estas alturas es baladí. Benji o Pariente son hermanos activos del Cautivo, Zumaquero de la Esperanza, Dede del Rocío. El carnaval sin los cofrades sería como las cofradías sin carnavaleros, algo mucho menos auténtico.

De los últimos pregones, ¿con cuál se queda?

Personalmente, el de Juambe Cobos me gustó: fue rompedor. Pero tengo una cierta debilidad con Dede Cortés, además es el que tengo más fresco. Menuda historia de carnaval en la provincia nos contó. No soy imparcial en esto.

¿Tiene ya pensado cómo va a ser su pregón?

Tengo un argumento, sólo eso. Quiero contar lo que he visto como aficionado y periodista pero sobre todo quiero poner en valor algo importantísimo: este año la Fundación tendrá una nueva casa en la que poder trabajar. Es algo histórico.