«Dado el especial interés de esta obra», informaba por carta en 2011 el hoy presidente de la RAE, Darío Villanueva, uno de los plenos semanales de la Real Academia Española incluyó la presentación a los académicos del trabajo del profesor melillense, afincado en Málaga, Álvaro Cordón.

La obra en cuestión es el Rimadario, una palabra que no existe en castellano, creada por el propio profesor Cordón, para dar título a un innovador inventario léxico por terminaciones que incluye cerca de 68.000 palabras, aunque está preparando una versión extendida de 80.000.

El trabajo, además, le ha valido a este profesor de Primaria y Secundaria jubilado el doctorado por la Universidad de Málaga, cuyo informe justificativo de las excelentes valoraciones recibidas destaca el «considerable avance respecto a anteriores propuestas de clasificación del léxico», así como que «asegura una universalidad imprescindible para convertirlo en una futura referencia».

El pilar básico del ingente trabajo de Álvaro Cordón es la clasificación de las palabras atendiendo en primer lugar a las vocales tónicas (las que se pronuncian con más intensidad) de las terminaciones. Un ejemplo: la palabra solfeo se encuentra clasificada en las terminaciones con las vocales e..o, como buceo, recreo, gorjeo, pigmeo, boxeo o trineo.

Pero el profesor también tiene en cuenta, en un segundo nivel, las consonantes y así, en el grupo e_..o (la raya representa la consonante), entrarían palabras como podenco, elenco, ibicenco o flamenco.

Pero la clasificación va mucho más allá y contempla las palabras agudas, llanas y esdrújulas; si son verbos, sustantivos, adverbios, conjunciones... entre otros factores.

«Esta clasificación es universal, quiere decir que sirve para cualquier palabra que no exista, sea la que sea, incluso las extranjeras, no tiene ningún problema», cuenta a La Opinión.

Una de las personas que conoce bien esta obra, cuya primera edición estuvo a cargo de la Consejería de Educación de la Ciudad Autónoma de Melilla y ya va por la segunda edición, es el escritor Fernando Arrabal, que según ha contado al autor, «lo consulta todos los días».

Solo para compilar y clasificar las palabras, cuenta el profesor, ha trabajado durante cuatro años, «todos los días, ocho, diez, doce horas...», con la ayuda de casi una decena de diccionarios.

Como expuso en su tesis, las posibilidades de uso de este Rimadario son muchas y no solo para los que persigan la rima asonante o la consonante, en busca de esa palabra que se les resiste. También para los investigadores puede ser un socorrido libro de consulta. «E incluso para ejercicios de Lengua, por eso en la tesis presento 30 ejercicios para trabajar con los sufijos, los prefijos, para ampliar vocabulario...». Pensando en esta aplicación práctica, Álvaro Cordón ha publicado un Rimadario de menor extensión, 38.000 palabras, dirigido a los centros educativos.

El profesor confía en que el importante respaldo académico de su obra pueda transformarse en apoyos institucionales para que llegue a más usuarios.

En la presentación de su Rimadario, le recordaron que algo parecido intentó Machado, sin poder concluirlo. Con mucho esfuerzo y ganas de innovar, Álvaro Cordón ha llegado a la meta de las palabras.