La semántica en política es esencial. Y la polisemia de los términos y la percepción personal de una determinada conversación también son fundamentales. «El pescado está vendido», decía una militante poco antes del discurso de José Luis Ruiz Espejo, flamante secretario general in pectore de los socialistas, que fue proclamado al mediodía. El Palacio de Ferias de Torremolinos estaba repleto de militantes. Casi doscientos. Antes de hablar, salió y entró varias veces con su rival en las primarias, Rafael Fuentes, pedrista declarado que ayer se quejó a este periódico de que, aun el sábado por la mañana, Ruiz Espejo rechazó la integración con una sonrisa. «Es mi secretario general», dijo, pero «no ha habido integración». No en la Ejecutiva, pero sí en los órganos de dirección (comité director y comité provincial). Tal vez no la hubiera oficialmente, aunque finalmente se presentó una lista única, pero, entre bambalinas, sí hubo llamadas entre Ruiz Espejo y algunos miembros de la candidatura de Fuentes. Algunos militantes comentaban que hubo presión hasta el último minuto y el propio líder de los críticos reconoció las llamadas a su equipo. Nada oficial. Fuentes, de cualquier forma, estaba decepcionado. Él quería más cancha en la Ejecutiva y sólo entró, de los suyos, la alcaldesa de Ardales, María del Mar González Vera.

Fuentes socialistas oficiosas insistieron en que sí iba a haber integración pero la nueva dirección ha hablado directamente con las agrupaciones. Más allá de eso, el discurso de Ruiz Espejo fue de integración, al menos en el papel y de cara a los focos, dio las gracias a sus rivales, Soraya García Mesa y Fuentes, al anterior secretario general, Miguel Ángel Heredia, y nombró a explícitamente a Daniel Pérez, lo que se consideró un gesto de apoyo público al nuevo portavoz municipal socialista.

Antes del discurso, parecía que Ruiz Espejo y Fuentes podrían haber llegado a un acuerdo. Hubo quien analizó sus caras. El líder oficioso de los pedristas, Ignacio Sánchez, también hablaba con unos y con otros. También se dejaron ver por el congreso el consejero de Empleo, Javier Carnero, que charló animadamente con el alcalde de Torremolinos, José Ortiz; el exalcalde de Marbella, José Bernal, también se tomó un refresco con el de Vélez, Antonio Moreno Ferrer. Es curioso que una persona tan joven como Bernal sea ya todo un referente moral en el partido. Lo saludaba todo el mundo. Detrás de las sonrisas, seguían los dimes y diretes, el baile de cortejo negado sistemáticamente.

Fuentes, relajado durante la comida, departía y se hacía fotos con los suyos. Marisa Bustinduy, secretaria general en época de vino y rosas, también saludaba con elegante contención enarcando las cejas a periodistas y militantes. El trasfondo de muchas conversaciones era Cataluña y el espíritu federal del PSOE. De cualquier forma, el día fue largo, tanto que, detrás de la aparente calma, la tensión bullía en algunos rostros.

En los pasillos, pese a todo, y esto es algo sorprendente, se habló poco de Miguel Ángel Heredia, secretario saliente. Sólo hubo vagas alusiones a la emotividad que impregnó todas y cada una de sus palabras. Al final de la tarde, se le pudo ver hablando con Daniel Pérez. Ahora, se centrará en el Congreso de los Diputados. La defensa de su gestión levantó muchos aplausos.