Más de medio millar de malagueños, 526 en concreto, juraron este sábado la bandera española sobre la cubierta del portaviones Juan Carlos I, el mayor buque de guerra jamás construido en España, que está este fin de semana atracado en el dique de Levante del Puerto. El acto, en sí, suele ser habitual; de hecho, el Cuartel de la Legión en Ronda ha acogido un par de eventos de esta naturaleza en los últimos años, pero en la mañana del sábado adquirió más importancia si cabe después de que el Gobierno catalán, ya cesado al completo, declarara el viernes la independencia unilateral de Cataluña. Los colores de la bandera española se reflejaron en corbatas, pines, bolsos, trajes, pulseras y brazaletes. Entre los jurando había personas de todas las edades; mucho besaron la bandera acompañados de sus hijos o junto a sus padres, ya muy mayores. Fue una apuesta, otra más, de los malagueños por la Constitución.

Cataluña sobrevolaba todas las conversaciones y chascarrillos y el discurso del almirante Juan Rodríguez Garat lo reflejó en su discurso, aunque no la mencionó en ninguna ocasión. En su intervención, ya para finalizar el acto, señaló que también se defiende a España «no dejando silenciar nuestra voz, no dejándonos arrebatar las calles, las calles son de todos, sobre todo de las gentes de bien». Se refirió a la amenaza global del terrorismo y a la «actitud de los radicales, espoleados muchas veces por aprendices de brujo, atolondrados y agresivos». Se refirió a la esencia del patriotismo es asumir el compromiso de guardar la Constitución, «un patriotismo que no cultivamos para oponernos a otros pueblos o a otras culturas». «A lo que sí se opone el patriotismo que fomenta la Constitución es al individualismo egoísta y exacerbado», aclaró.

El acto comenzó poco antes de las doce, cuando el almirante pasó revista a las tropas en la cubierta: los 526 jurandos fueron divididos en dos grupos y cada uno juró en una bandera, la de la flota en proa y la de infantería de marina, en la popa. Bajo los sones de diversas marchas militares, los malagueños, a lo largo de casi 50 minutos, besaron la respectivas banderas. Luego, hubo un sencillo homenaje a los caídos en combate, que consistió en una ofrenda floral y la interpretación de «La muerte no es el final» y el Himno de la Armada. Cada uno de los jurandos recibió luego su diploma.

Entre ellos había casi tantas mujeres como hombres, personas mayores y casi adolescentes; adultos que acompañaban a sus padres y madres que llevaron de la mano a sus niños para hacer la jura; muchas de ellas iban de rojo o con motivos alusivos. Hubo mandos de la Policía Local y antiguos marinos y soldados, gente que hizo la mili en la Marina y políticos. Entre los que juraron la bandera estaban el presidente de la Diputación, Elías Bendodo, los diputados Carolina España y Manuel Marmolejo, y los ediles del PP Carlos Conde, Mario Cortés o María del Mar Martín Rojo.

El edil de Seguridad, Mario Cortés, por ejemplo, señaló: «Siempre había querido hacerlo, pero no pude en Ronda. Creo que todos los españoles deberíamos hacerlo y si, encima es el Juan Carlos I... Hoy más que nunca, cuando se pone en duda la unidad de España, hemos de reafirmar el sentimiento de la unidad, que no está promovido por las administraciones públicas; no se promueve el espíritu de pertenencia mientras que en otros países sí ocurre. Juntos avanzamos más que separarlo. La bandera no tiene ideología y nos representa a todos».

La concejala para la Reactivación Económica, María del Mar Martín Rojo, estaba emocionada. «Por las circunstancias que están pasando ahora, debemos decir que estamos orgullosos de ser españoles y escenificarlo. Esto puede ser ejemplo para mucha gente»; mientras, el portavoz del equipo de gobierno, Carlos Conde, explicaba: «Si surge la oportunidad de demostrar como un ciudadano orgullo por la pertenencia a un país, es un honor y un privilegio hacerlo como representante de los malagueños. Es un orgullo demostrar la lealtad a los símbolos de un país y de una historia que nos lleva a lo que somos».

También juró bandera el presidente del PP-A, Juan Manuel Moreno Bonilla. Así, aprovechó para asegurar: «Setenta diputados no pueden romper un país de 47 millones de personas» y pidió unidad desde Andalucía para «respaldar al Gobierno». También consideró «oportuna y correcta» la declaración de la presidenta de la Junta, Susana Díaz, sobre la declaración independentista, así como también recordó la fuerte presencia de andaluces en la comunidad catalana herederos de la inmigración.

Justo cuando los jurandos empezaban a desfilar hacia las banderas, un enorme crucero de MC atracó junto al Juan Carlos I; cientos de extranjeros miraban asombrados desde las barandillas lo que acontecía sobre la cubierta del buque de guerra. Hubo hasta salvas de honor por los caídos.

Algunos de los jurandos comentaban que este acto tenía más importancia que nunca; otros afirmaban que ya había ganas de escenificar su compromiso con el país y la Constitución. El alcalde, Francisco de la Torre, recibió palabras de agradecimiento del almirante durante el discurso: «Los marinos sentimos que jugamos en casa». Sixto Collazo, por ejemplo, dijo hacerlo por «amor a la patria; probablemente hoy tenga más significado que nunca».

El buque, por cierto, toma el nombre del anterior monarca en base a una tradición de la Armada vigente desde 1700, año en el que comenzó a reinar el primer Borbón, Felipe V. Es uno de los barcos más modernos de su tipo, especializado en operaciones anfibias y tiene su base en Rota. Su tripulación es de 294 marinos, 31 de ellos oficiales. Tiene 236 metros de eslora y 32 de manga. Pueden embarcar hasta 32 helicópteros medios y pesados o entre 10 y 12 aviones F35B Lightning II o Harrier AV-8B+. Hoy podrá visitarse este enorme portaviones entre las diez de la mañana y las cinco de la tarde.