Vampiros, brujas, muchos zombies, algunas enfermeras caníbales y no pocos payasos sanguinarios al más puro estilo de It. Málaga se suma cada año a la celebración de la fiesta de Halloween con disfraces, colmillos y calabazas. También con caramelos, la recompensa para los más pequeños. Las calles de la ciudad anochecieron ayer entre estos terroríficos personajes, ávidos de diversión en forma de sustos. Bares y restaurantes decoraron sus salas y terrazas para la ocasión y tanto los platos de comida como las bebidas se servían con algún escalofriante detalle.

En todos los rincones del Centro Histórico era fácil ayer toparse con algún muerto viviente. Los más atrevidos se citaron entre la rica vegetación del Jardín Botánico, convertido ya en un referente durante estas fiestas gracias sus visitas nocturnas. Entre los árboles, aterradores entes venidos del más allá aguardaban en las sombras a los visitantes. Aunque puede que la actividad menos recomendada para los que sufren del corazón fuese la desarrollada en el Cementerio Inglés. Entre las tumbas del camposanto de la avenida Príes los personajes de más allá esperaban a que los más incautos se acercasen para sorprenderlos. Entre los escalofríos del Gran Juego de Halloween, el cementerio del siglo XIX también aprovechó para dar a conocer detalles y curiosidades de su historia a los aterrorizados visitantes.

El Muelle Uno tampoco se libró de la invasión zombie y el aquelarre organizado en torno a la actividad Háblame del mal, malinero, con concurso de disfraces, paseos en barco y el consabido juego del «truco o trato». Igualmente, en el barrio de Las Pedrizas, en Churriana, sus calles pasaron a llamarse de otro modo - calle Pesadillas, calle Aquelarre, calle de la Tortura- y fueron decoradas para enmarcar las actuaciones de aterradores grupos de animación.

La fiesta del terror, que duró hasta el amanecer, también discurrió en numerosos municipios de la provincia. En Maro, donde han cambiado el nombre de la Fiesta de la Castaña y el Boniato por el de Maroween, se repartieron castañas a los asistentes entre sustos y sonrisas. Torremolinos, Rincón de la Victoria, Vélez-Málaga o Marbella, también decidieron pasar una noche de miedo con distintas actividades y conciertos.