Cuando se habla de patologías mentales, la mayoría de la población piensa en las más recurrentes dada su penetración e importancia, como la depresión, el trastorno obsesivo compulsivo, el trastorno por estrés post traumático, depresivo o la esquizofrenia. Sin embargo, existen, no enfermedades, sino trastornos, que son menos reconocidos socialmente, pero no por ello, menos extendidos o menos importantes. Entre ellos, destacan el Trastorno Límite de la Personalidad, el Trastorno de la Personalidad Antisocial y el Trastorno de la Personalidad por Evitación. Estos tres trastornos tienen un resultado común: Complejidad ante las relaciones sociales.

«Son tres trastornos completamente diferentes, pero entre sí, todos los trastornos tienen un denominador común, la complejidad ante las relaciones sociales», explica Curro de la Torre, psicólogo de la Asociación de Familiares con Enfermos de Esquizofrenia de Málaga (Afenes).

Para poder hablar de estos trastornos de la personalidad, Curro enumera los tres grupos principales que existen. «Por un lado está el grupo A (trastornos raros o excéntricos), grupo B (trastornos dramáticos, emocionales o erráticos), y por último, el grupo C (trastornos ansiosos o temerosos)», explica De la Torre. En este caso, los trastornos de la personalidad límite y antisocial se situarían en el grupo B, y el trastorno por evitación en el grupo C.

Trastornos por evitación

Temerosos y ansiosos, así se clasifica a las personas que padecen este trastorno que se comportan, según destaca Curro, como gente «tímida, absolutamente tímida. De alguna manera no son capaces de empezar relaciones tienen pocas interacciones sociales, sentimientos de inadecuación, como si no perteneciesen a nada, no son capaces de conectar y se sienten aislados. Tienen una sensibilidad tremenda al rechazo».

Este tipo de personas son reconocidas como aquellas que no salen de casa, crean una rutina diaria en la que no mantienen contacto con nadie, por lo que sus relaciones sociales se limitan a la familia y en ocasiones, tampoco, por lo que el tratamiento es muy complicado. «En la asociación apenas hemos recibido pacientes con este trastorno. No llegan a ti por que les da un miedo terrible, a veces llega la familia y ni si quiera ya que consideran en ocasiones que mientras esté en casa, tampoco pasa nada», señala Curro que además, destaca que «nosotros en nuestro trabajo, tenemos que hacerlo muy suave, entrar en sus vidas muy despacio para que sepan quienes somos».

Así, una de las actuaciones que tienen los especialistas de esta asociación en algunas ocasiones es la formación de familiares. «En algunos casos debemos formar a la familia ya que se crean rutinas en el hogar», explica Curro que señala que «en el caso de los trastornos de límite de personalidad debemos decir a la familia que se comporten de una manera diferente para que ellos, sospechen qué está ocurriendo porqué quizás ya no se les presta la atención necesaria y quieren así, conocer quién soy yo y porqué estoy haciendo esto».

Trastornos límite de personalidad

Con respecto a este trastorno, el límite, se identifica por ser un trastorno en el que la persona que lo padece tiene un cambio de gestión emocional increíble que no permite que la persona que esté delante suya sepa gestionar esa situación. Esto se traduce en que se crea una gran dificultad para crear relaciones sociales». Asimismo, la personas siente un miedo real o imaginario a ser abandonadas. «Yo considero que también tienen miedo a la soledad, al aburrimiento o a cualquier situación en la que ellos sientan un vacío interno. Ellos se quejan mucho de ese vacío interno», resalta De la Torre.

El trastorno límite de personalidad es el que más prevalencia tiene ya que es un trastorno que tiene un alto indice de suicidios. Cada vez hay un mayor número de casos que están apareciendo. «Casi un 2 ó 3 por ciento de la población lo padece. En el caso de Afenes hay un montón, es lo que más vemos. Yo tengo un grupo de familiares en el que al menos hay 8 ó 10 personas que lo padecen, en la asociación recibimos muchísimas personas con este trastorno», indica el especialista.

En cuestión de relaciones sociales, las personas que padecen este trastorno, se pelean por cualquier cosa, «de repente eres una persona malísima, o muy buena». Esas dificultades se presentan más en las relaciones íntimas, «son muy demandantes».

Trastorno de la personalidad antisocial

En este sentido, en cuanto a relaciones sociales se refiere, los pacientes que padecen el Trastorno de la Personalidad Antisocial se manifiestan con un alto grado de sociopatía. Las personas que sufren este trastorno se caracterizan por ser personas que tienen un desprecio por el resto de la gente, violan las normas sociales, roban, son agresivas y tienen una falta absoluta de empatía por los demás. «Quieren lo que quieren cuando lo quieren y les da igual las consecuencias de sus actos. No tiene miramientos con los demás», expresa Curro.

A estas características se le suma el dato de que el 40% de las personas que están en prisión tienen un problema de salud mental y un alto porcentaje de ellos son trastornos de personalidad. Sobretodo trastornos límite y sociopáticos. Y es que las personas sociópatas, trasgreden muy fácilmente las normas, son muy impulsivas. Normalmente suelen acabar en la droga. Además, aunque es muy poco habitual y el porcentaje es muy bajo, un antisocial podría matar a alguien, «no es lo más común, pero podría suceder», dice.

Atender a este tipo de personas es bastante complicado, y más, en el caso de esta asociación. «En Afenes no tenemos muchos casos de sociopatía. Los pacientes no buscan tratamiento porque no consideran tener ningún problema. En el caso del trastorno antisocial, los que lo padecen consideran que es una conducta adecuada».