Los malagueños somos duros críticos con nuestra ciudad. Hace 30 años era normal escuchar a un malagueño reconocer que su ciudad no era especialmente bonita. Un centro abandonado, unos barrios a medio hacer y el relumbrón de la pujante Costa del Sol crearon esa percepción en muchos ciudadanos. Hoy ha cambiado mucho esa idea. El malagueño se empieza a creer que la ciudad tiene un Centro bonito o que en los barrios se empieza a vivir bien. Sin embargo, solemos poner más el ojo en nuestras carencias que en nuestras fortalezas. Eso es un buen inicio para seguir mejorando, pero a veces nos olvidamos de lo que hemos alcanzado.

El viernes 20 de octubre La Opinión de Málaga celebró la gala de entrega de premios a personas y entidades de la ciudad que han destacado y ayudado al impulso de Málaga. Lo curioso es que dos días después el periódico Información de Alicante publicó una doble página en la que, con el hilo conductor de los premiados en la gala, repasaba las enormes carencias de la ciudad levantina y destacaba lo mucho y bueno que se había hecho en Málaga en los últimos veinte años: una política turística coordinada, una mejora del Centro y de los barrios acompasada, la creación de atractivos turísticos y culturales, la promoción del deporte en múltiples disciplinas y el fomento de una cultura empresarial dinámica e innovadora. Alicante empieza a mirar a Málaga para ver cómo mejorar.

Lo cierto es que Málaga ha dejado de ser la capital administrativa de la Costa del Sol para convertirse en una ciudad pujante y atractiva, más allá de su papel capitalino y gris de cabeza administrativa.

La llegada del AVE, la ampliación del aeropuerto, la conversión del puerto de Málaga y la mejora de las carreteras fueron el abono de ese cambio. Si hace 20 años los cruceros llegaban a Málaga por casualidad y había que mendigar una reunión con las navieras, ahora son los directivos de las grandes navieras los que vienen a visitar a la ciudad, como hizo en septiembre uno de los jefes de Royal Caribbean.

La llegada del Pompidou o del Museo Ruso en 2014, con sus costes y aspectos a mejorar, supuso un claro aval a la pujanza de Málaga. Estas marcas no se arriesgan a un fracaso y eligen con cuidado esas apuestas. El turismo en la capital crece a un ritmo vertiginoso y las grandes marcas apuestan por venir a Málaga, como Victoria's Secret que abrirá en Málaga su tienda antes que en Madrid. Y no sólo eso, la malagueña Primor se expande por toda España con 90 tiendas, La Canasta va a abrir en Sevilla y Aertec cumple 20 años situada en la vanguardia de la industria aeronáutica. Hasta San Miguel, en su marcha de Cataluña, no dudó en instalar su sede administrativa en Málaga frente a otras opciones disponibles.

Málaga está de moda, eso sí, pese a la limpieza, el Guadalmedina, las obras inacabadas, el bloque del metro y los proyectos fallidos (cine Astoria).