La Junta de Andalucía se comprometió ayer en Málaga a poner orden en el sector del regadío de las comarcas del Guadalhorce y la Axarquía para hacer más racional el uso del agua y mejorar su rendimiento en los cultivos. Especialmente, en periodos como el actual, fuertemente condicionados por la ausencia de precipitaciones y por la amenaza de la sequía.

En una reunión a la que asistieron los representantes de los regantes y los principales sindicatos agrarios -COAG, UPA y Asaja-, el Gobierno andaluz insistió en la necesidad de delimitar con claridad todo lo referente a la utilización de recursos, tanto en lo que respecta a los usuarios privilegiados, esto es, quién tiene derecho a regar, como a las cantidades que corresponden a cada área.

Los técnicos de la administración, incluido el delegado territorial de la consejería de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural, Adolfo Moreno, coincidieron con los agricultores en la importancia de dotar de coherencia al riego y adaptar las concesiones a las circunstancias del territorio. Una tarea que exige como requisito previo el reconocimiento legal y específico de las comunidades que tienen derecho a recibir aportes de los embalses y de sistemas alternativos de almacenaje. «Una vez que se regulen con claridad las concesiones y las comunidades se podrá apostar por una gestión más adecuada y sin los obstáculos actuales», puntualiza Baldomero Bellido, presidente de Asaja en Málaga.

Las dificultades a las que hace alusión el representante sindical tienen que ver con la pauta actual con la que se arbitran los riegos en comarcas como la del Guadalhorce, donde se exige que el 60 por ciento del agua proceda de los pantanos y el 40 de otros medios de aprovechamiento. Una condición, a juicio de Bellido, imposible de cumplir en las zonas en la que no hay acceso a fuentes de recursos distintos a los que se acumulan en los embalses. «Es obvio que la situación es complicada y que hay que buscar que se aplique un criterio racional, que se riegue más en las áreas que lo necesiten y que al mismo tiempo no se apueste por cultivos que precisan muchos recursos allí donde el agua es escasa», resalta Francisco Moscoso, secretario general de UPA.

El objetivo es que el mapa del riego quede totalmente clarificado, así como las necesidades de cada superficie. Una de las medidas propuestas es que el Guadalhorce siga el modelo de trabajo que está desarrollándose en la Axarquía, con las comunidades interesadas en constituirse en Juntas Centrales de Usuarios. Esta fórmula, según indica la Junta de Andalucía, supondría un avance en la gestión conjunta del agua y mejoraría la coordinación en la demanda que suman los diferentes regantes.

Tanto la Junta de Andalucía como los regantes y las agrupaciones agrarias confían en que la regulación de las comunidades constituya un marco estable para el regadío de ambas comarcas, con independencia de que haya sido configurado en época crítica, marcada por las urgencias.

En este último aspecto sigue sin producirse ninguna novedad. El inicio de noviembre, uno de los meses tradicionalmente más húmedos, no se ha traducido en un cambio de tendencia. Los pantanos están a un tercio de su capacidad. Con balances tan preocupantes como el de La Viñuela, que abastece a la Axarquía, y que apenas levanta en veinte puntos sobre cien su caudal. El sistema del Guadalhorce, por su parte, que agrupa a los embalses Guadalhorce, Guadalteba y Conde del Guadalhorce, se sitúa a apenas cuarenta hectómetros cúbicos del umbral que establece la entrada en el decreto de sequía; un conjunto de medidas extraordinarias y de restricciones que suena todavía con bastante eco en la provincia, después de haberse mantenido vigente a principios de la pasada década.

Precisamente, el próximo jueves 16 de noviembre, la Junta volverá a verse las caras con los agentes del sector, esta vez para decidir sobre la situación y ajustar el programa de riegos.