Todo hace indicar que la moda de los pisos turísticos se irá tal y como llegó. Casi de pronto. El propio mercado, la oferta y la demanda, limitará la pervivencia de este modelo que tanto rédito económico está reportando a muchos propietarios y quebraderos de cabeza a quienes quieren vivir de alquiler pero no pueden pagar los precios disparatados que a veces se piden. «En un año o año y medio el boom del alquiler vacacional desaparecerá». Es el vaticinio de Juan Carlos Calderón, asesor inmobiliario de Inmobiliaria Martínez.

«A todo el mundo no les puede ir bien. De hecho, hay algunas viviendas que se rehabilitaron para este uso que no han cuajado y están volviendo a ser ofertadas para alquiler de larga duración, pero a precios desorbitados», señala Calderón, que insiste en que no «cree que pueda haber tantas viviendas de alquiler vacacional» aunque los propietarios puedan ganar lo mismo por diez días que por un mes.

«Le auguro no más de dos años hasta que Hacienda regule realmente los alquileres», indica a su vez Inmaculada Vegas, de Rentacasa Alquileres.

Para ello, pone el énfasis en los precios. También en la cualificada y abundante oferta de plazas hoteleras que existe en la provincia, aunque como Fernando Pastor recuerda, «en Marbella ya hay más camas en pisos turísticos que en hoteles». El presidente del Colegio de Administradores de Fincas, sin embargo, no se atreve a poner fecha de caducidad al fenómeno de los pisos vacacionales. Desde su punto de vista, todo está relacionado con el espectacular incremento del turismo experimentado por la capital en los últimos años. Al esfuerzo por convertir a Málaga en ciudad cultural. «No es lo mismo pagar 100 euros de un apartamento entre cuatro personas que una habitación de hotel, que es más caro», explica.