La crónica la firma Joaquín Marín en El País el 6 de diciembre de 1977. En esta pieza ya histórica sobre los acontecimientos acaecidos el 4 de diciembre de ese año, el periodista habla de numerosos impactos de bala en la zona de la Alameda de Colón, donde cayó abatido el joven sindicalista de CCOO y trabajador de Cervezas Victoria Manuel José García Caparrós, y de ofrendas florales y velas. Esa mañana, decenas de miles de personas (150.000, según Marín, muchas más según diversas crónicas de la época) recorren las calles de la capital para pedir la autonomía para Andalucía. Lo mismo ocurre en todas las capitales de provincia andaluzas. La Transición es ya una realidad, pero la comunidad no quiere quedarse atrás en relación a los pasos que se han dado para que País Vasco, Cataluña y Galicia tengan sus respectivos estatutos de autonomía. Entonces, pocos han oído hablar de Blas Infante, el notario de Casares que lideró, hasta su fusilamiento en 1936, los intentos por organizar un proyecto político regionalista (nacionalista, según algunos) con fuertes dosis de socialismo krausista. Estos días, el Ayuntamiento ha rechazado llamar a la Avenida Carlos Haya «4 de diciembre de 1977», pero esa fecha está en la mente de todos los andaluces como la primera de una serie de ellas que desembocaron en la consecución de un Estatuto de primera para la comunidad. Aquel día, Andalucía dijo basta.

Según explica el historiador Fernando Arcas en el libro La transición en Andalucía, fue el desarrollo económico de los setenta el que impulsó una serie de cambios sociales y culturales que propiciaron la crisis del régimen franquista. La punta de lanza de la lucha por la democracia en Málaga fueron las Comisiones Obreras, que abogaron por competir en las elecciones sindicales, algunos profesores y estudiantes de la recién creada Universidad y sectores progresistas de la Iglesia. Una característica de esos años fue el aumento de la conflictividad laboral, agrega, de forma que Málaga se convirtió en el segundo foco de importancia del movimiento obrero andaluz tras Sevilla. Desde 1964 a 1976, 173 personas comparecieron ante el Tribunal de Orden Público, asevera. Las organizaciones comunistas, sobre todo el PCE y Bandera Roja, el Partido Comunista Internacional conforman la oposición al régimen en esos años en la provincia. «En general puede decirse que la actividad política antifranquista estaba protagonizada en exclusiva por las organizaciones de izquierda mayoritariamente marxista», reflexiona. Los setenta fueron decisivos también en el cambio cultural, «caracterizados por una mayor participación de las clases medias», sobre todo gracias a la nueva Universidad, el Ateneo y a los irreductibles que mantuvieron, desde finales de la Guerra Civil, esta llama en instituciones como la Casa de la Cultura, el Archivo Histórico Provincial o la Biblioteca Provincial, así como en diversos museos.«No ha habido descentralización»

El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, activo en política ya en la época, apunta: «Mi recuerdo es de alegría, primero, y mucha tristeza después, al enterarnos de lo sucedido al mediodía. Aquello fue el inicio de un enorme responsabilidad, en el sentido de que se puso mucha esperanza en el proceso de arranque de la autonomía y se decidió ir juntos. Debemos responder a la pregunta de si se ha estado a la altura de esa ilusión. Yo creo que todo es bastante mejorable, porque no se ha producido un proceso de descentralización hacia los ayuntamientos». Destaca que el día 4 de diciembre del 77 fue un día duro y los días 5 y 6 se produjeron disturbios en las calles, que fueron reprimidos por la Policía Antidisturbios que vino de Jaén. Considera, eso sí, que se debería haber puesto la bandera de Andalucía en la Diputación. «En el 77 hubo un consenso global, el mismo que había con la Constitución, para lograr la autonomía; pero faltó el consenso después del Pacto de Antequera».

Sobre la polémica muy posterior de sobre qué artículo debía llevar a la región a la autonomía, cree que UCD cometió un error al embarcarse en una «estrategia suicida» al cambiar su apoyo al 151 por el 143 con el referendum ya convocado, aunque explica que entre la Comunidad Valenciana o Canarias, que accedieron a la autonomía por el 143, y Andalucía, que lo hizo por el 151, no hay diferentes.

Gonzalo Fuentes, líder sindical en CCOO, era trabajador del Málaga Palacio entonces. «Fue un día especial. A las siete de la mañana pasaba por calle Mármoles para ir a trabajar y vi muchas banderas de Andalucía. En el hotel preparamos la nuestra con una sábana y tela verde del bingo. Cuando pasó la manifestación pusimos la bandera».

Todo eso quedó roto, explica, a mediodía, cuando vieron a muchos de los manifestantes entrar en el hotel huyendo de la intervención policial «y los botes de humo». Considera una provocación que el «siniestro personaje» que ocupaba entonces la presidencia de la Diputación no hubiese colocado la bandera de Andalucía. «Tengo un sabor agridulce por lo que pasó luego con Caparrós. Franco había muerto, pero al franquismo hubo que derrotarlo con manifestaciones». Para él, el 4 de diciembre el 77 es la cita clave del proceso autonomista, «Andalucía saltó de ahí al referendum, que se ganó en siete provincias, salvo en Almería. Fue un voto de ilusión», recalca.

Recuerda Fuentes con especial cariño a los jóvenes de su generación y con tristeza la postura de la UCD, «que estaba en contra. Aquello se consiguió por la confluencia de los partidos de izquierdas y los sindicatos con el pueblo. No sólo había una gran falta de libertad, es que estábamos a la cola de España. Esa euforia y esa conciencia colectiva permitieron luego que Andalucía fuera tratada como el resto de pueblos de España».

Pese a todo, seguía habiendo represión, incluso contra los curas, como varios de Coín que se desplazaban a la capital para reunirse con los sindicatos de Citesa. Incluso, la censura fiscalizaba los himnos religiosos. En Casabermeja, aclara Fernando Arcas, el día de la muerte de Franco la Guardia Civil informó de que el alcalde tuvo llamar a la Guardia Municipal para que doblaran las campanas ya que ni el cura ni los jóvenes seguidores de este lo efectuaban.

Juan de Dios Mellado es periodista y estuvo en la manifestación del 4 de diciembre del 77. «El recuerdo es de alegría, júbilo, de familias con niños en la calle. Mucha gente vino de toda la provincia y nos situamos junto al Hospital Noble. Llegaban cientos de personas en aquellos autobuses antediluvianos. Ya entonces se gritaba ´libertad, democracia y autonomía´. Blas Infante no era conocido, sólo entre unos cuantos teóricos. Yo hice un trabajo para Cambio 16 y el Sol de España y muchos político no sabían quién era».

Recuerda Mellado que la tasa de analfabetismo era del 24% en Andalucía y la de paro, también muy elevada. Aún no se había resuelto el problema de la tierra, la industria turística empezaba entonces a despegar y el sector industrial era débil en toda la autonomía. «Continuaban contratando a los jornaleros los manigeros, que hacían subastas en las plazas de los pueblos para contratar».

Esa manifestación acabó con «dolor, tristeza, sangre y perplejidad, porque los que estábamos a 20 metros de donde la policía empezó a disparar no podíamos entender qué estaba pasando». Los días posteriores hubo disturbios, añade.

«Aún había hambre, miseria. Recuerdo haber ido a la Axarquía a hacer reportajes y no había nada, sólo paro».

Mellado sufrió amenazas, junto a otros periodistas, de la extrema derecha. «El 4D fue una fecha clave, pero las comisiones de investigación y la investigación sumarial no valieron para nada, hubo un pacto de no agresión cuando se hizo la transición, se echó tierra sobre la muerte y se trazó un camino para la autonomía».

El 4 de diciembre del 77 sirvió para que un año después, el mismo día de 1978, se firmara el Pacto de Antequera, dice. Este se preparó en reuniones previas. «En Antequera, todos los partidos, incluida la UCD, decidieron lograr la autonomía en el menor tiempo posible. Recuerdo a Alfonso Guerra corrigiendo los artículos del Estatuto de la preautonomía con su puño y letra». Esta fecha del 78 fue «un punto intermedio para llegar al 28F; son las tres fechas claves para decir que Andalucía no podía ser la única autonomía -hasta entonces- que no llegara por el artículo 151 de la Constitución». «Sin el 4D nada hubiera sido posible».

La Asamblea de Parlamentarios andaluces aprobó en enero del 78 el régimen autonómico y el 27 de mayo Plácido Fernández Viagas fue nombrado presidente de la Junta Preautonómica. El 2 de junio de 1979, se constituyó la Junta de Andalucía con el socialista Rafael Escuredo como presidente y tras un pronunciamiento masivo de los ayuntamientos andaluces por el 151, la vía rápida, una comisión formada por nueve representantes de los partidos aprobó en Carmona un primer anteproyecto de Estatuto. El referendum se produjo el 28 de febrero de 1980 con la oposición frontal de la UCD (De ahí el famoso «Andaluz, este no es tu referendum» de Lauren Postigo). La votación triunfó afirmativamente en siete de las ocho provincias andaluzas, pero no en Almería. Las Cortes modificaron la Ley de Referéndum para incorporar a la provincia levantina al proceso autonómico. El 1 de marzo del 81, se aprobó el Estatuto de Carmona y el 23 de mayo del 82, se producen las primeras elecciones al Parlamento andaluz con victoria socialista y presidencia de Rafael Escuredo.

Antonio Morales es senador del PSOE y fue fiscal durante muchos años en Málaga, Fiscalía de la que llegó a ser jefe. «Fue una explosión del sentimiento del pueblo, de lucha por la igualdad. Muchas veces se olvida eso. Susana Díaz lo dice bien, Andalucía no puede ser más que nadie pero tampoco menos que nadie» y considera que Málaga ha sufrido una gran transformación gracias a los estatutos de autonomía. «Aquellos eran años de plomo, con oscuridad y tristeza, y hemos pasado a la luz y hemos progresado sin parar» y pone como ejemplos la Universidad, el PTA. El analfabetismo es hoy testimonial, pero sigue habiendo paro.

Mellado recuerda que Málaga era a finales de los 70 el paraíso de la extrema derecha, con los falangistas José Antonio Girón de Velasco, el León de Fuengirola, y José Utrera Molina. El León de Fuengirola llega a decir que si venció al marxismo en las trincheras, ahora lo hará en las urnas. En Málaga se presentó el comité provincial del PCE en el Málaga Palacio en el 77, con Antonio Romero, Leopoldo del Prado, José Luis García Arboleya, Rosario Pérez Bernal, entre ellas. El 10 de mayo, Santiago Carrillo congrega a cuatro mil personas en San Ignacio. Todo se agita. El clima es cada vez de mayor esperanza. Los aires de cambio de la transición insuflan al proceso autonomista el viento que necesita para llegar a buen puerto.

El 4D dijo basta el pueblo andaluz, una fecha para el recuerdo.Los testigos

Antonio Morales. Ex fiscal jefe de Málaga

Fue una explosión del sentimiento del pueblo, de lucha por la igualdad. Muchas veces se olvida eso. Susana Díaz lo dice bien, Andalucía no puede ser más que nadie pero tampoco menos que nadie. Hemos progresado desde entonces»

Francisco de la Torre. Alcalde de Málaga

Mi recuerdo es de alegría, primero, y mucha tristeza, después, al enterarnos de lo sucedido al mediodía. Aquello fue el inicio de una enorme responsabilidad en el sentido de que se puso mucha esperanza en el proceso de arranque de la autonomía»

Juan de Dios Mellado. Periodista y escritor

Continuaban contratando a los jornaleros los manigeros, que hacían subastas en las plazas de los pueblos. Recuerdo haber ido a la Axarquía a hacer reportajes en la época y no había nada, sólo paro»

Gonzalo Fuentes. Secretario de Turismo de CCOO

Andalucía saltó del 4 de diciembre de 1977 al referendum, que se ganó en siete provincias salvo en Almería. Fue un voto de ilusión. No sólo había una gran falta de libertad, es que estábamos a la cola de España»